jueves, 5 de febrero de 2009

Cine español

La gala de los premios del cine patrio acaparó las audiencias el pasado domingo para sorpresa de muchos, hastiados de películas para olvidar y reflexiones incoloras sobre las salas vacías y las dichosas descargas por internet, fuentes máximas de la "crisis del sector". Resulta fatigosa la reivindicación eterna del producto "cine español". Bien, es el cine que se hace en España. ¿Pero acaso es cine español una película rodada en inglés con actores americanos? ¿Y una película sobre el Che protagonizada por un puertorriqueño? No son buenos tiempos para las películas españolas, salvo honrosas y arriesgadas excepciones. Una de ellas, Camino, ha sorprendido con su fuerza y ha levantado una polvareda inversamente proporcional a los espectadores que ha congregado en los cines. Siempre es mejor hablar de una película después de haberla visto.

El tono de la gala siguió los cánones de los últimos años, recurriendo a chascarrillos facilones y la adulación a las estrellas de Hollywood presentes, que, curiosamente, obtuvieron su premio por aclamación. El cine español, según sus propios gestores, no goza de muy buena salud. No se refieren a la falta de creatividad o a lo mediocre de muchos estrenos. Hablan del perjuicio de la red y de la falta de promoción. Una canción que hemos escuchado millones de veces. La culpa nunca es del vendedor, es del cliente, que cual demonio disfruta del cine por canales que no generan dinero. Ése es el problema. Podrían dedicar su tiempo en ofrecernos su imaginación para evadirnos de los tiempos perros. Pero eso está al alcance de muy pocos. Y muy de cuando en cuando.

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