martes, 3 de febrero de 2009

Camaleones

Esto de la ficción y la realidad ya no se distingue con nitidez. En la vida actuamos constantemente. Muchos comienzan sus frases diciendo "la verdad es que", como si el resto de las veces deslizaran mentiras. Fingimos sorpresa, enfados, abatimiento, soportamos la estupidez del vecino riéndole las gracias porque no nos conviene enfadarle. Tomamos por un momento la piel del camaleón, estirando la lengua y oteando el horizonte de las relaciones humanas.

En la televisión descubrieron esto hace mucho tiempo. De hecho, sólo se sirve de imágenes impactantes, testimonios lacrimógenos, gestas deportivas y vísceras tomateras. El colmo de los colmos es que los pocos programas que merecen la pena confundan al personal mezclando realidades con teatrillos de medio pelo. Tengo al Gran Wyoming por un excelente cómico y una persona inteligente. Al tomar el pelo a tal o cual cadena, nos ha puesto serios a todos, para terminar enseñándonos su nariz de payaso.
A mí no me ha hecho ninguna gracia. Y no es ninguna pose cinematográfica. La verdad es que parece mentira.

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