En tiempos de crisis, como la que nos aprieta pero no ahoga, la suerte es un recurso legítimo y efectivo. El estado, ese ser supremo despojado de humanidad, ejerce de administrador de las fortunas. Acudimos al juego como una emoción intensa y nerviosa, olvidadiza y rutinaria. Aquel papel escondido entre los periódicos que llevamos ayer al estanco de la esquina puede hacernos ricos, o perecer en el cubo de la basura sin mayor gloria. En cambio, aquel calvo navideño logró que nos pegáramos al papel como a los partidos de fútbol, para saber a media mañana si podíamos tapar agujeros con billetes o si había que hacerlo con hormigón, como casi siempre un 22 de diciembre.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Loterías y apuestas
En tiempos de crisis, como la que nos aprieta pero no ahoga, la suerte es un recurso legítimo y efectivo. El estado, ese ser supremo despojado de humanidad, ejerce de administrador de las fortunas. Acudimos al juego como una emoción intensa y nerviosa, olvidadiza y rutinaria. Aquel papel escondido entre los periódicos que llevamos ayer al estanco de la esquina puede hacernos ricos, o perecer en el cubo de la basura sin mayor gloria. En cambio, aquel calvo navideño logró que nos pegáramos al papel como a los partidos de fútbol, para saber a media mañana si podíamos tapar agujeros con billetes o si había que hacerlo con hormigón, como casi siempre un 22 de diciembre.
Olvido mortal
Terremoto
viernes, 19 de diciembre de 2008
Imposible
El problema tiene difícil solución. Reafirmarnos en el chiste de Groucho sería temerario, el que menos y el que más conoce algún momento o personaje televisivo vergonzante. El asunto sería pensar menos en los beneficios de la cartera y más en los beneficios de la gente. Pero eso sí que es imposible. Mientras tanto, queda refugiarse en ese cine que programan de madrugada, en esas canciones que sobrevuelan nuestra cabeza, en ese periodismo valiente que Carmen Sarmiento practicaba, como mucha otra gente. Tendré que hacer memoria, ¿hace cuánto que no vemos una comedia de los hermanos Marx?
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Tiburones
Mientras tanto, el frío parece aflojar sin hacerlo del todo, y nos entregamos a la arbitrariedad de las bolitas de los niños de San Ildefonso para tapar los agujeros negros. Menos mal que no confiamos al tal Madoff los eurillos ahorrados, ahora no podríamos ni comprar un décimo. Eso sí, el famoso broker ya está en su casa después de abonar una generosa fianza. Yo me presto a ser su asesor financiero, pero que no me muerda la mano.
lunes, 15 de diciembre de 2008
Derechos de autor
Según afirman los jefes de la SGAE, su función principal es defender a los artistas y sus derechos. Parece ser que las descargas musicales atenúan las ganancias de los cantantes hasta llevarlos a la indigencia. No me gustaría contribuir a tal injusticia, así que después de abonar el precio de cada disco en las tiendas especializadas, ingresaré una cantidad generosa de dinero en la cuenta de los artistas para que no pasen las Navidades entre cartones. El día que me case, guardaré cuidado de cumplir con los derechos de autor de los creadores de pasodobles, valses, y demás pachanga fiestera para no perpetuar su pobreza eterna. Y si quiere pasar algún detective y grabar los bailes, que pase, así me ahorro el presupuesto del cámara.
martes, 9 de diciembre de 2008
Fútbol
Si dejamos a un lado las excelencias del deporte, los goles, los regates, las genialidades, encontramos un mundo oscuro que se hace sitio en las páginas de los periódicos y en cada minuto de televisión. Esa conjunción perversa de partidos amañados, presidentes charlatanes, violencia en las gradas, asuntos personales. Ningún otro deporte excluyendo al ciclismo soporta tantos achaques. Llegará un día en que disfrutemos con el fútbol, del espectáculo y no del dinero, de la pelota y no de tantas polémicas absurdas. Fernán Gómez lo cuenta en un anuncio de cerveza. Los domingos, la radio, la quiniela. Yo me quedo con eso, lo demás no me interesa.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Silencio
Ni antes ni ahora podemos callar, asumir la muerte violenta como un suceso de cada día, dejarnos adormilar por una perversa anestesia, revertir el lenguaje y los términos para hacer de eta una empresa más, con sus jefes de sección, sus despidos, sus nombramientos y sus cursillos de formación en explosivos.
Cuando veo en las portadas de los diarios fotografías del asesinado entre un charco de sangre me pregunto si no habría otra manera mejor de dignificar en una imagen la vida intensa y valiosa de Ignacio Uria. Claro que la hay. Parece mentira que después de tantos años y tantas muertes no hayamos aprendido demasiado.
martes, 2 de diciembre de 2008
La búsqueda
Cuando uno busca algo con ansiedad, revolviendo nervioso los cajones, abriendo los libros por la mitad, acaba por encontrar otra cosa que tiene mucho más interés. Luego lo guardamos con delicadeza para que no vuelva a perderse. Es inútil. Los objetos no cobran vida propia como en las películas de Disney, pero aparecen y desaparecen cuando les damos la espalda.
Google terminó hace tiempo con la magia de seguir el rastro de las cosas, porque todo está localizado. En unos años los detectives de despacho de mala muerte y bloc de notas terminarán por rendirse ante la omnipresencia de la red. Cuando introduzcan el nombre del presunto asesino, la pantalla les responderá:
-Era este hombre, ¿todavía no te has enterado?
lunes, 1 de diciembre de 2008
Entrenovista
domingo, 30 de noviembre de 2008
Viaje a ninguna parte
jueves, 27 de noviembre de 2008
El deporte del gasto
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Asesinos
lunes, 24 de noviembre de 2008
Esos vientos
Las páginas más interesantes de los diarios no están entre los deportes, ni siquiera en los anuncios por palabras. Podemos encontrar las mejores piezas periodísticas en la sección económica. Si alguien las estudiara con verdadero interés debería iniciar un ritual pagano y dar gracias por vivir a la divinidad. Insisten machaconamente en que cada noticia representa un acontecimiento histórico. Y no es que forme parte de la historia. La explicación de cada suceso económico trasciende al planeta y al sistema solar, en sesiones de la Bolsa que nuestros nietos estudiarán diariamente después de pasar la página de la caída del muro de Berlín.
Tanta inyección de miles de millones para reflotar el sistema financiero nos hace pensar en algún bálsamo mágico, aunque no se entiende muy bien si la aguja es manipulada por un practicante o por un curandero. También es frecuente el desayuno entre cortes de carreteras e incidentes graves por la puesta en marcha de un ERE, acrónimo que significa despido masivo, o el cierre de la tienda habitual en la que compramos la ropa de invierno.
Sin embargo, las maravillosas cumbres nos iluminan y allanan el camino. Ahora que las estaciones de esquí reciben a los amantes del deporte, los políticos se reúnen con solemnidad para diagnosticar los males de la economía y proponer soluciones interesantes. En el caso de España, después de jugar a correr alrededor de las sillas, se ha callado la música y nos ha quedado una libre donde aposentarnos. Demagogias al margen, el objetivo del gobierno se ha hecho realidad. Pero después de tanto esfuerzo, no acabamos de saber si la cumbre ha servido para algo.
Los traductores simultáneos se ganaron el sueldo, y cada asistente aportó en la Casa Blanca sus recetas contra la crisis. Por desgracia no quedó demasiado claro si se refunda el capitalismo, si empezamos de cero o si innovamos arriesgándonos a una crisis aún mayor. Parece que solo se puede hablar separadamente de la economía familiar, hoy en horas muy bajas, o de la economía financiera, con bancos y cajas de solvencia desconocida pendientes de los planes de rescate e inyecciones varias.
El ahorrador y ciudadano medio español desconoce el interés de una cumbre financiera de escasa duración y enorme pompa, mientras se las arregla para tapar los agujeros que cada vez se hacen más grandes. En fin, que no sabemos por dónde vendrán los vientos ni con qué fuerza. Y lo que es peor, que nuestros meteorólogos electos se enfrascan en disquisiciones ideológicas absurdas sobre el levante y el poniente. Sus votantes estamos dispuestos a financiarles un anemómetro.
Campañas y prejuicios
Durante los últimos meses, hemos tenido la oportunidad de asistir en primera fila al desarrollo de la campaña electoral norteamericana. Desde España se ha vivido como propia, gracias al seguimiento de los medios de comunicación y a las posibilidades que ofrece el mundo de internet. Pero esta cercanía entraña algunos riesgos, como la precipitación en el juicio y los largos paseos por los transitados lugares comunes. El virtual elector español, acérrimo seguidor del candidato demócrata, denosta el republicanismo trasnochado y la herencia macabra del presidente Bush, e imagina a los votantes de McCain en
De todos estos tópicos, solo nos afirmaríamos en el testamento desastroso de Bush, desmontando los estereotipos que el cine o la televisión han contribuido a crear entre nosotros. Muchos norteamericanos no sabrían señalar la posición de España en un mapa, pero no todos. Muchos norteamericanos poseen armas de fuego en sus casas, pero no salen a la calle dispuestos a asesinar a quien se les ponga por delante. Muchos norteamericanos han votado a Barack Obama, y otros muchos han votado a John McCain. Congratulémonos del valor de la democracia en el país más importante del mundo, y del descomunal espectáculo que esta campaña presidencial nos ha procurado a todos. Convendría no utilizar criterios simples para analizar la complejidad de un país de 300 millones de habitantes. La larga historia de España supera la juventud de los Estados Unidos, pero, si hablamos de democracia, aún nos llevan mucha ventaja.