domingo, 24 de mayo de 2009

Canarias

Un amigo me ha mandado una noticia según la cual los nacionalistas isleños del Congreso Nacional Canario han dirigido al mundo un comunicado en el que abogan por el fin del colonialismo, y la inmediata instauración de una república federal canaria. El documento, redactado en un inglés hiriente por macarrónico, incluye perlas como una invitación expresa a los turistas a no visitar las islas mientras formen parte de España, porque ayudan con su dinero al colonialismo español. Uno se sorprende de que existan reductos chovinistas cual aldea gala, pero los hay. Sin embargo, su trascendencia es residual, especialmente por el interés de sus argumentos y reivindicaciones. Canarias está en lo más alto de las cifras de paro y las de fracaso escolar en España, también en la de mayor tasa de embarazos en adolescentes. Necesita un impulso, y la solución pasa por tender puentes con la península, no alejarse para vivir la crisis en la intimidad.

Los nacionalistas canarios están representados en el Congreso por la Coalición Canaria, una formación moderada que se ha caracterizado por su prudencia y sus apoyos habituales al partido gobernante en cada momento. No tienen una vocación separatista, pero tratan de llevar a Madrid la tradicional política del “¿qué hay de lo mío?”. Hay formas y formas de exigir algo de atención por parte de la política madrileña. La de Esquerra Republicana es dar la nota, de la mano de Joan Tardá, su vocero oficial. Convergencia i Unió, por su parte, se decanta por el tono pausado y anglosajón de Duran i Lleida, un político brillante de los que hay pocos.

El Congreso Nacional Canario, brazo político del Movimiento de Liberación de las Islas Canarias (sic) está en otra línea.”¡Ayudadnos con esta gran campaña de boicot internacional para alcanzar la libertad!”. Lo siguiente, según ellos, será ingresar en la ONU.

Sin comentarios

martes, 5 de mayo de 2009

Cumplir la ley

La recreación más certera de lo desagradable es la expresión de Teddy Bautista, gran cantante e incomprensible gestor de los dineros de los autores. El caso que hoy presenta El Mundo en su portada supera todos los colmos, e introduce una estúpida vigilancia de la ley, la misma que permite espiar las bodas y la música que suena en los banquetes. La Sociedad General de Autores y Editores, perteneciente por cierto al Ministerio de Cultu-ra, el de González Sinde, dice que sus actuaciones se realizan conforme a la ley y que, aunque Bisbal se ofreció a cantar de forma gratuita, los autores de los temas no dieron su autorización expresamente. Se sobreentiende que en un concierto benéfico dedicado a la curación de un niño gravemente enfermo, todos los beneficios irán a parar a ese fin, y no a la satisfacción de los músicos o los gerifaltes de la SGAE.

Los derechos de los autores deben ser recompensados. Es justo que así sea. Pero la ob-servancia extrema de ingresar 5000 euros por una iniciativa benéfica es innecesaria. He leído alguna entrevista a Teddy Bautista en la que se defiende de las acusaciones masi-vas a las que se ve sometida su organización. Desde luego, gestos como este no crean afición precisamente. Si cualquier ciudadano, pague el canon o no, sentía a la SGAE como una institución siniestra, ahora podrá pensar que al frente de la gestión de los de-rechos se encuentran personas torpes, ávidas de euros y exageradamente escrupulosos en el cumplimiento de la ley. Esa misma que infringen cuando acceden a propiedades privadas con una cámara oculta para cerciorarse de la música que se pincha en una boda. En el término medio está la virtud, decía Aristóteles.

Espero que la salud del niño no deba tributos a los autores y pueda restablecerse lejos de extravagancias y feos gestos propios de personas sin oficio pero con beneficio.

lunes, 20 de abril de 2009

Talento

Todavía extasiado por el regreso de Pepe el del popular (prescrito y legalizado, como Dios manda), leo una interesante entrevista a la nueva y vilipendiada ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, que asegura sin rubor alguno que sus ritmos están alejados de la política. Dudo entre la sorpresa por su sinceridad o la desconfianza hacia quien se arrima al ascua del poder y pretende parecer una humanista amante del servicio público. Me inclino más por la segunda opción. Hoy ha dicho Juan Marsé en presencia de la propia ministra que el cáncer del cine español no es la piratería sino la falta de talento. Ella se lo ha tomado como una crítica constructiva, aunque su condición de cineasta le incluye en el saco de los sin-talento. Ahora, en vez de proyectar sus virtudes en una sala de cine lo hará en un despacho, rodeado de asesores y directores generales, junto a una cartera lujosa en la que las letras doradas elevan su categoría de mortal a ministerial. Cierto es que en los círculos del poder hay poco espacio para demostrar algún talento. Obama lo ha conseguido, debe ser el único.

sábado, 18 de abril de 2009

Ideas

Recientemente se ha realizado una encuesta sobre las buenas y las malas ideas de los últimos años en nuestro país. Por poner un ejemplo, fueron malas ideas participar en la guerra de Irak, el redondeo del euro o las zonas azules de aparcamiento. Las ideas buenas, bastante más agradables, son de lo más dispar: unir en un disco a Bebo Valdés y Diego El Cigala, que el Rey mandara callar a Hugo Chávez o la introducción del carnet por puntos. Estos resultados resumen bien el espíritu de la creación para hacernos la vida más fácil. También delimita el campo de las ideas y el de las ocurrencias.

Como propuestas personales, se me ocurre que el Centro Comercial Nevada fue una mala idea, y los colegios bilingües gratuitos, una idea estupenda. Eso sí, a las Lágrimas Negras del cubano y el flamenco no las supera nadie.

jueves, 16 de abril de 2009

Negocios

Gracias a YouTube, la panacea de lo audiovisual y el invento más fulgurante del internet de los últimos años, nos topamos de cuando en cuando con sucesos que nos hacen sonreír, sólo algunas veces. Susan Boyle, una mujer británica de 47 años, poco agraciada físicamente y con apariencia de gobernanta de internado ha participado en las pruebas del programa Got Talent, un formato parecido a Operación Triunfo, para formar parte del grupo final de concursantes que optará a ganar el concurso. Inesperadamente se ha convertido en un fenómeno de internet. El vídeo supera ya los 11 millones de visitas y en los foros no se habla de otra cosa. Hace dos años ocurrió algo parecido en el mismo programa. Paul Potts, un empleado de una tienda de telefonía interpretó el aria Nessun Dorma de la ópera Turandot y convirtió las dudas iniciales del jurado en lágrimas de emoción y sorpresa. Al hecho de encumbrar a desconocidos como estrellas de la música en un minuto se une la difusión máxima que permite YouTube, un proyecto de muchos millones de dólares que es ya una forma de aprovechar el tiempo libre ahora que el ordenador se ha convertido en un desahogo para las ansiedades.

Internet en sí mismo es todo un fenómeno: Twitter, Facebook, Mozilla, Gmail o Flickr son algunos de los negocios más redondos en esta economía en crisis. Mientras que las grandes empresas atraviesan dificultades enormes para subsistir, estas pequeñas compañías, surgidas de las ideas de inteligentes emprendedores, aprovechan su gran momento y reciben ofertas de compra inimaginables hace tan sólo unos años. Las compras de dominios alcanzan el nivel de subastas de arte y cada vez abundan más los jóvenes millonarios que manejan su destino desde el ordenador de su casa. Los tiempos están cambiando, pero la clave siguen siendo las buenas ideas. Esas que tanto hacen falta hoy.

miércoles, 15 de abril de 2009

El miedo

Las campañas de tráfico para disminuir los accidentes en carretera están funcionando. Las cifras se han reducido notablemente con las nuevas medidas: el carnet por puntos y la posibilidad de cárcel para las infracciones más graves. Aún así, nunca es suficiente, y mucha gente muere todavía cada fin de semana en uno de esos cientos de miles de desplazamientos de los que tanta noticia tenemos. Pero siempre hay algo que mejorar. Por ejemplo, las condiciones de las carreteras, los famosos puntos negros y las señalizaciones absurdas colocadas detrás de un árbol o diez metros antes del desvío. Otra pregunta que me hago, visto el resultado del buen trabajo, es por qué no se pusieron estos medios antes. Un poco de implicación por parte de las autoridades es suficiente, ya se sabe que un conductor teme a pocas cosas, pero una de ellas son los agentes uniformados con la ley en la mano.

Supongo que será difícil reciclar a los imprudentes peligrosos. Tampoco sé si ese es el objetivo principal de los gestores del tráfico. Bastaría con crear cierta conciencia social y advertir que se puede disfrutar conduciendo, como recordaba aquel anuncio tan plácido y evocador, pero que al mismo tiempo uno sujeta el peligro con sus manos. La velocidad, como el ruido, suele ser un valor efímero e inútil. Lo importante es volver, dicen los carteles electrónicos en las carreteras. Yo creo que lo verdaderamente importante es llegar. Ponle freno, no podemos conducir por ti. Es un eslogan que casa perfectamente. Ahora hay que transmitirlo a las mentes de pilotos de Fórmula 1 que sobreviven en nuestras carreteras, infundir algo más que miedo. Respeto.

martes, 14 de abril de 2009

Golpes de efecto

Un rector de Universidad, una guionista y directora de cine, un político de profesión y el inefable presidente de la Junta de Andalucía son los nuevos ministros del gobierno de España. Lo que parecía un retoque inevitable ha terminado en escabechina, y con el argumento del “cambio de ritmo” se ha justificado una rectificación de personas y proyectos. Las competencias de universidades vuelven al Ministerio de Educación (corres-pondían a Ciencia y Tecnología, aunque parezca extraño), el cacareado ministerio del deporte se ha evaporado y se confirma que su anuncio espontáneo hace unos meses fue debido a un espasmo de alegría del presidente. El caso de José Blanco es curioso. Siem-pre dijo que no quería formar parte del gobierno (con la boca pequeña) y ahora celebra sin rubor su nombramiento para tan alta responsabilidad. El Fomento, anteriormente MOPTMA, antes MOPU e inicialmente Ministerio de Obras Públicas, es el departamen-to perfecto para echar en cara retrasos y deficiencias en las comunicaciones del país. Así lo hicieron mejor o peor todos los ministros del ramo. Siempre hay una buena excusa para no cumplir los objetivos. La nieve, los errores de los antecesores, los gobiernos autonómicos, el sastre de Camps o la cacería de Garzón.

Los cambios de ministros, como los cambios de entrenador a mitad de temporada, no suelen reportar los objetivos esperados. Los golpes de efecto sólo funcionan en el final de las películas, sorprenden al espectador y remueven sus ideas preconcebidas. Aquí ocurre lo contrario. El hastío se multiplica cuando el presidente dice hace semanas que confía en su equipo y ahora introduce cinco cambios en ministerios importantes. Desde la oposición se vislumbra un deseo de catástrofe que les haga acreedores del triunfo en las urnas. Un deseo perverso pero frecuente en las nuevas maneras de la política española. Posiblemente este gobierno no cumplirá los cuatro años. Tiene a casi todos los partidos en su contra, faltos de paciencia y mareados por los cambios de opinión. Veremos si los nuevos ministros dan un aire distinto, pero no acabarán con los vientos de pesimismo que se respiran en las calles. Ni siquiera en Andalucía, ahora que Chaves no está.

lunes, 13 de abril de 2009

Internautas

La Asociación de Internautas ha solicitado la recusación de la nueva Ministra de Cultura, la cineasta Ángeles González Sinde. Consideran que en su cargo tiene intereses personales, ya que algunos de sus familiares trabajan en el cine y podrían recibir subvenciones del Ministerio que dirige. En esta acusación, que según ellos transgrede la ley, se percibe el poco apego del sector militante de internet contra los gestores del cine y su eterna abominación de las descargas. González Sinde era hasta la pasada semana presidenta de la Academia del Cine, la misma que en la última gala de los Goya convirtió el binomio cine-internet en una perversidad intolerable y que ha ha colocado a los internautas como culpables necesarios de la crisis del cine español, una crisis que, por otra parte, va camino de convertirse en eterna. Animo a cualquiera a que eche un vistazo a los últimos estrenos patrios.

Pero no sólo incumple la ley. Para la asociación de internautas, cuyo eco será grande y su influencia residual, el simple nombramiento de Sinde como Ministra de Cultura representa una provocación del presidente. César Antonio Molina, el anterior inquilino de su despacho, desarrolló un buen trabajo dentro de sus posibilidades, deshizo algún entuerto (tesoros del Odyssey incluidos) y se mostró dialogante. Ya había demostrado su capacidad cuando dirigió con gran éxito el Instituto Cervantes. Yo desconfío de la necesidad de que exista un ministerio de cultura, pero si es de los pocos departamentos que funcionan, ¿por qué cambiarlo? Muchos ven la llegada de González Sinde como una contrapartida a los favores que el cine español ha hecho a este gobierno en anteriores ocasiones. Sería muy triste.

La Asociación de Internautas continuará en pie de guerra y la Ministra desarrollará su trabajo en unas difíciles condiciones económicas. Otro pero más a la elección de González Sinde: es una buena directora y guionista. Es una pena que desperdicie su talento en un despacho, con las masas de internet en contra y la sombra de la sospecha permanente. Y los viernes, Consejo de Ministros en La Moncloa. ¿Eso es lo que soñó cuando empezaba a abrirse camino en el mundo del cine?

viernes, 3 de abril de 2009

Cine en Málaga

He leído que el Festival de Cine de Málaga, que se celebrará dentro de dos semanas, se ha convertido en el nido de los directores primerizos. De las catorce películas a concurso, ocho son obra de realizadores noveles. La razón principal de esta apoteosis de juventud es que los directores consagrados no quierenpresentar sus películas e irse de vacío en el palmarés. Enseñarían sus cartas demasiado pronto, y si el público o la crítica no apreciaran demasiado su trabajo, el riesgo de estrellarse con la taquilla sería más que evidente. El Festival de Málaga, que este año homenajea a Juan Diego, es un certamen de cine español, esa marca artística difusa, irregular, que pelea contra sus mayores enemigos, el cine americano y las descargas por internet. Esto es lo que dicen desde el Ministerio de Cultura, la SGAE y la Academia del Cine. Un argumento débil que oculta la crisis de creatividad y la repetición de modelos desgastados.

Es interesante la participación de nuevas caras del cine en este tipo de festivales. Acostumbrados a lo seguro, siempre aparecen sorpresas (escasas) entre las cintas españolas cada año. La película de Almodóvar, Los abrazos rotos, no ha funcionado entre el público pese al tirón del Oscar de Penélope Cruz y la espectacular promoción que llena carteles desde hace dos semanas. En cambio, Mentiras y gordas, una película de adolescentes, repleta de estrellas televisivas y efectismo ha arrasado entre la juventud y se ha colocado como la primera elección de los espectadores en unos días. Este éxito inesperado rebate el mal perpetuo de las descargas informáticas. Cualquiera podría bajarse la mencionada Mentiras y gordas y disfrutarla en casa gratis, pero la mayoría ha preferido acudir a las salas. También competía con cine americano, y ha superado a las películas de Hollywood. No es cuestión de desmontar mitos. A veces las nuevas propuestas funcionan, aunque no sean buenas películas. Se trata de enganchar al espectador desde el primer momento. No se puede culpabilizar al público y atribuirle todos los males del cine español. El que logra dar con la tecla y acertar, triunfa. Los demás seguirán nadando entre los tópicos, peleados con la crítica y el sexo de los ángeles. Los ángeles de verdad, no los de California.

jueves, 2 de abril de 2009

En las cumbres

En la prensa aparecen las fotografías de la cumbre de Londres. Y una televisión dice: "las esposas, como indica el protocolo, realizan un paseo por los jardines y los hombres, al despacho a trabajar". En las imágenes, se acumulan los mandatarios por un lado y sus mujeres por otro. Desconozco a qué categoría pertenece Angela Merkel, o si su marido ha tomado parte en estos fastos económicos en su categoría de consorte. La reunión que según los más optimistas dará soluciones contra la crisis y según los realistas no servirá para nada ha comenzado esta mañana. Ayer tuvo lugar, Reina Isabel II mediante, una cena de gala para todos los invitados. No escatimaron en pompa. Obama viaja por primera vez a Europa como la gran esperanza blanca e intentará dejar su sello y su trabajada oratoria. Como fuente de inspiración para El Ala Oeste y los amantes de las relaciones internacionales la reunión tendrá su miga. El resto de los mortales seguiremos su curso con escepticismo. En la pasada edición de Washington las conclusiones fueron tan difusas que desaparecieron en el tiempo. No veo por qué el componente geográfico debe cambiar la tónica. Quizá el cambio horario despierte las mentes de algunos.

Sarkozy, aliado con la racional Merkel, avisa. Dice que se levantará de la reunión si no se ofrecen soluciones concretas a la crisis financiera. Eso de ausentarse de repente es de mala educación, pero el asunto no la requiere excesivamente. Para proponer salidas viables a esta situación habrá de llegar el acuerdo. Obama, el prócer ejemplar, el profeta de la esperanza, lleva la voz cantante. Ignoro si el personal estará por la labor de corear sus odas al entendimiento u optará por el pragmatismo. Cuando se alinean dos bandos, lo interesante está en los últimos en apuntarse al carro. Los indecisos, como los que eligen de niños entre el Barça y el Madrid.

No sé qué cumbre será más productiva, si la de las mujeres que pasean por los jardines y se cuentan confidencias o la de sus maridos, encorbatados, crecidos y saciados por los manjares de la monarca británica. El resultado, en breves momentos.

miércoles, 1 de abril de 2009

El rumor

Siempre se dijo que la escasez agudiza el ingenio, igual que la censura fomenta la creatividad. No lo veo tan claro. Azcona decía en una entrevista antológica que si así fuera los escritores harían cola en la puerta de la iglesia y el África más pobre estaría repleto de premios Nobel. Así, con ironía, esa a la que aspiran los humoristas de profesión, aclaraba los mitos sobre la dictadura y el arte. Determinadas medias verdades o medias mentiras sobreviven al paso del tiempo y se incorporan como dogmas de fe al inventario de todos los días, al abrigo de los tópicos o las habladurías más profanas. He experimentado con seres humanos (no se me entienda mal) el arte del rumor y el chisme. Una vez introducida en una tertulia, la falacia vuela alto y se prodiga por los corrillos sin advertir que se trata de un engaño difícil de creer. Quizá por eso en España tienen tanto recorrido las historias que todo el mundo afirma saber sin tener la más mínima prueba, especialmente en lo tocante a historias oscuras de personajes de prestigio. La realeza, el gobierno o el deportista más ejemplar siempre esconden un envés intrigante que, oh sorpresa, nunca ha existido.

El auge de la prensa del corazón y del resto de vísceras ha fomentado el gusto por el despiste y la confusión. En una encuesta reciente se constataba que nuestro país era el más aficionado a la invención de rumores sobre personajes públicos. A cual más disparatado, por cierto. Agradezco al cielo no formar parte del elenco del famoseo en cualquiera de sus manifestaciones. El rumor como divertimento es entendible, pero la insidia es ofensiva, sobre todo si se pone al servicio de miles de personas.

Por cierto, ¿sabían que...?

martes, 31 de marzo de 2009

Política y televisión

Las preguntas que los ciudadanos lanzaron a Rajoy no fueron ni fáciles ni difíciles. Zapatero, en cambio, tuvo que lidiar con más de una incomodidad, y cualquiera pudo percibir su rubor ante las interpelaciones, como cuando en un examen te das cuenta de que esa no te la sabes y vas a tener que inventártela. El formato, por democrático, es modélico. Y resulta gracioso ver cómo han evolucionado sus invitados. Desde el primero, nervioso e inexperto, hasta este último Rajoy, que cuidó todos los detalles, su indumentaria y hasta su bolígrafo azul de andar por casa, eso sí, con capuchón. El ambiente de las calles, y los bares se condensa entre los entrevistadores. Los temas de sus cuestiones resumen bastante bien el sentir de los mortales, pero en los políticos se echa en falta algo de emoción, que no de populismo lagrimero, a la hora de dar soluciones. Rajoy no es el paradigma de gentleman de la comunicación política (físicamente), pero se defiende más que bien en este programa. Tiene buena memoria, articula bien su discurso y es capaz de disimular algunas opiniones y suavizarlas para su correcta digestión entre el público asistente.

El siguiente paso es organizar un debate electoral presentable cuando lleguen los comicios. Los que precedieron a las últimas elecciones fueron novedosos pero muy fríos. Los periodistas no participaron del debate, simplemente moderaron a modo de máquinas. Ya que los candidatos son capaces de enfrentarse a cien ciudadanos sin noción alguna de las preguntas, ¿por qué no una mesa de periodistas que dirija el debate e intervenga cuando algo no está claro? No creo que sea cuestión de miedo, sino de valentía. Quizá tengan mucho que perder, pero hay que seguir dando pasos para hacer habituales cosas que antes eran impensables. Entonces sí, nos igualaríamos con los países de nuestro entorno. Esos que tanto se mientan cuando interesa.

lunes, 30 de marzo de 2009

El compás

Dice Rodríguez Ibarra, lúcido e ínclito dinosaurio del socialismo, que el gobierno lo forman los mismos que abandonarían en primer lugar un barco a la deriva, es decir, los ancianos, las mujeres y los niños. Con las obligaciones paritarias de nuevo cuño, los ministerios han cambiado el perfil de sus inquilinos. Algunos gobiernos autonómicos han reducido su número de consejerías por una cuestión de ahorro ahora que la crisis aprieta y ahoga, pero también por decoro. Los nuevos departamentos y sus puestos de responsabilidad son siempre motivo de polémica. ¿Un ministerio de Igualdad? ¿Es realmente necesario un ministro de Cultura o la cultura se maneja sola? ¿Cuáles son los mayores logros del ministerio de Vivienda? ¿La remodelación que tiene prevista Zapatero incluirá la eliminación de alguna de las carteras? Lo dudo.

Obviamente no existe un criterio único para el nombramiento de los altos cargos. Pero se sobreentiende, como el sujeto omitido, que el aspirante debería aunar cierta experiencia, buena imagen pública, diligencia en sus quehaceres preministeriales y cualidades para el trabajo en equipo. No sé si todos los ministros cumplen estos requisitos. Los niños a los que se refiere Ibarra seguramente señalan a Bibiana Aído, treintañera y titular de escasa experiencia en cargos de enjundia más allá de la curiosa Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Digo curiosa porque juraría que el flamenco, como antes decíamos de la cultura, tiende a caminar solo y con excelente paso al margen de las subvenciones e intervenciones políticas. Los ancianos se reducen esencialmente al nombre de Pedro Solbes, veterano de numerosos gabinetes, y las mujeres son las ministras del gobierno.

Ibarra ha puesto el dedo en la llaga y ha reavivado un debate interesante sobre los méritos y las cuotas en los gobiernos. El asunto de la dedocracia es que se haga notar lo menos posible y que los nombramientos no se realicen con escuadra y cartabón, sino con un compás. Uno corre el riesgo de pincharse pero el abanico es mucho más amplio y la posibilidad de acertar, también.

domingo, 29 de marzo de 2009

Malas noticias

Ha caído como una losa el primer susto serio para los ahorradores. El Banco de España ha intervenido la Caja de Castilla La Mancha y ha destituido a su consejo de administración. Las autoridades se apresuran a aclarar que se trata de un problema de liquidez y no de quiebra ni agujeros, pero es comprensible que quien haya confiado a la Caja su dinero esté bastante preocupado. Todo esto se produce cuando se barrunta una posible fusión entre CCM y Unicaja. La salud cardiaca del personal no está para aguantar demasiados sobresaltos en estos tiempos, aunque algunos, tímidamente, empiezan a percibir ciertos signos de recuperación que nadie ha contrastado a ciencia cierta.

Zapatero, mientras tanto, se ha exiliado en Chile huyendo del ajetreo que se respira por estas tierras. En Viña del Mar, lugar de festivales de la canción y de un modesto torneo de tenis, se ha reunido con el vice americano, Joe Biden, aquel señor que siempre salía detrás de Obama durante su campaña. Dado que este viaje no estaba previsto, siempre se podrá vender la foto con el gerifalte estadounidense como un triunfo diplomático y la aclaración definitiva del asunto de Kosovo. Aún así, los problemas para el presidente no tienen pinta de acabar. Por delante tiene la aprobación de sus enésimas medidas contra la crisis, la espontánea ley del aborto y el goteo de malas noticias económicas, que no se disiparán sólo con buenas intenciones. Esperemos que vaya resolviendo los entuertos a la misma velocidad que los genera últimamente. Sería buena señal.


viernes, 27 de marzo de 2009

Gallardón y octubre

Este otoño se decide en Copenhague si Madrid será la sede de los Juegos Olímpicos de 2016. La experiencia española anterior, en Barcelona, resultó ser espectacular, transformó completamente la ciudad y fue capaz de exportar una imagen moderna de nuestro país, y en vísperas de la futura convergencia económica y monetaria europea. Pero también originó, dado el gasto del evento y su coincidencia con la Expo de Sevilla, una crisis que acabó, lentamente, extinguiendo al gobierno de Felipe González y muchos bolsillos de los españoles. Madrid no necesita esa catarsis, porque según los datos de su candidatura están desarrolladas la mayoría de las infraestructuras. Creo que este tipo de eventos no son la panacea de la universalidad ni la transparencia, pero son capaces de aunar esfuerzos y contagiar un espíritu sano a la ciudadanía. Madrid, villa capital del reino, siempre ha suspirado por los Juegos Olímpicos. Todas las grandes capitales europeas han organizado algunos Juegos en su historia. Algunas, incluso, han repetido.

Gallardón se ha implicado más que nadie en esta aventura. Si no consigue su objetivo en octubre, el proyecto se disipará por saturación, como suele ocurrir con este tipo de candidaturas. Pero si triunfa y se alza con la antorcha griega, la imagen del alcalde rejuvenecerá unos cuantos años. Quizá los mismos años que le alejan de otras responsabilidades de altos vuelos en este país. Ya veremos.

jueves, 26 de marzo de 2009

Imprecisiones

Ayer debatieron en La 1, ante una entendible indiferencia, los represantantes de los estamentos fundamentales del estado. El gobierno, la oposición, los sindicatos, los empresarios y la periodista. Quizá lo más interesante de la mesa sea la templanza de la moderadora, que soporta interrupciones y largas cambiadas de los contertulios que huyen de las preguntas demasiado concretas. Mi sensación del coloquio, más político que práctico, aunque se sobreentienda, es que cada uno defendió sus posiciones, y especialmente el gobierno, en cuyo nombre el Ministro de Trabajo se refugió de las verdades bajo el paraguas del "ya saldremos y será pronto". Poca precisión y demasiada esperanza. Ojalá tenga razón.

Leí hace unas semanas en un suplemento dominical que Canadá era uno de los pocos, o el único, país que no sufría la crisis. Sus reservas y previsiones le hacían inmune a la catástrofe económica que asolaba el resto del mundo. Sí, se trata de un integrante del G-8, con cierto aire a nación fantasma, pero es un ejemplo de diligencia para el resto de economías. Su vecino de abajo se plantea reformar su sistema por completo, mientras que Europa baila entre la escasa popularidad de sus gobernantes y las dificultades prácticas del euro y las políticas comunes. Además de la policía montada y las habilidades de Steve Nash, los canadienses abren camino en esto de la crisis. Deberíamos seguir su ejemplo. Son austeros, responsables y serios. Y no tratan de vender humo ni confundir al personal. Nuestra tertulia apocalíptica en la televisión pública fue plausible, pero poco efectiva a la hora de ilustrar a la audiencia. Pónganse a trabajar, por favor...

miércoles, 25 de marzo de 2009

Picasso en la plaza

La semana que viene se celebrará en Málaga la primera corrida "picassiana" de la historia. Neologismos al efecto aparte, Picasso era un amante de la tauromaquia y el evento aprovechará su arte para diseñar los trajes de luces de los toreros. Desconozco cuál será el resultado estético del experimento, o si se trata de una extravagancia para resaltar los valores culturales de nuestra tierra, que desgraciadamente van a golpe de aniversarios y conmemoraciones. La otra novedad del evento taurino es que será televisado, y no será a través de Canal Sur, sino en Telecinco, que busca el morbo, si es que lo hay, de la participación de Rivera Ordóñez en el festejo. Me interesa especialmente el aspecto ilustrado del toro, al que sin duda Picasso aportará su color y su contundencia. Su pasión entronca perfectamente con el espíritu del diestro, que se enfrenta al toro con incertidumbre y tensión, pero que busca la inspiración en el albero y la sangre.

Según Javier Ruibal, a Picasso ya se lo decía su abuela, "este niño que es un caso/apunta buenas maneras/pero cuando pinta un vaso/el agua la pone fuera". Rompió muchos esquemas en el arte, pero también en la vida. Su amor por las mujeres, su carácter imprevisible y su libertad infinita fraguaron el mito del malagueñito. Ahora su genio se vuelca en los toros. Puede parecer extraño, sobre todo si Telecinco está por medio, pero será interesante comprobar si la plaza adquiere dejes cubistas o el torero tiene un solo ojo. Nunca se sabe.

martes, 24 de marzo de 2009

El paraíso

Ayer La 2, la cadena fantasma que extrañamente emite tanta publicidad como las más vistas, programó una película interesante sobre Palestina. Paradise Now habla de dos jóvenes dispuestos a llevar una bomba en el pecho para sacrificarse por su pueblo y acceder al paraíso. Pero también habla de los instigadores de los delirios suicidas y los prebostes del fundamentalismo islámico, esos que alientan la muerte pero nunca se mojan las manos. Siempre me han confundido estos personajes, arengan a personas repletas de dudas y acaban encontrando su sentido de la vida, morir matando. Una tarea apocalíptica que decide sobre las vidas de los demás. Los dos suicidas albergan dudas, y se plantean el para qué de su obra religiosa y mortal.

Mucho se ha escrito sobre el suicidio (especialmente Durkheim) y la valentía o la inmoralidad de quien dispone de su propia vida, adelantando traumáticamente su final. En este caso, el de la muerte por un supuesto ideal, introducir el concepto del paraíso y los ángeles que recogen al héroe en su camino hasta el cielo de los inocentes resulta especialmente obsceno. El convencimiento de una nueva vida empuja a los terroristas, pero sus profetas jamás sacrificaron un pelo de su cuerpo. Viven entre montañas, protegidos por un séquito interminable y unas armas de lo más sofisticadas. Oran con devoción y celebran la multitud de ese paraíso imaginario que pueblan tantos inocentes confusos y tantos asesinos determinados. Qué felicidad coartada la de permanecer en este mundo terrenal. ¿Por qué no siguen ese camino celestial que han marcado a sus acólitos? Seguramente, y admítase la paradoja perversa, se vive mejor en este infierno.

lunes, 23 de marzo de 2009

Kosovo

Empieza la semana como casi siempre. Un nuevo triunfo de Nadal a miles de kilómetros, las rencillas eternas entre políticos y sus corrupciones y la traumática salida de nuestras tropas de Kosovo. Recuerdo muy bien el comienzo de los bombardeos de la OTAN contra Kosovo. Nunca he entendido la finalidad de ninguna guerra, y menos si quien la promueve es una alianza internacional, y tampoco lo entendí en 1999. La guerra de los Balcanes se consumía afortunadamente y los últimos criminales serbios se escondían de una más que probable muerte. Todavía hoy alguno sobrevive al abrigo de desconocidos. Kosovo es ahora una nación, al menos así lo consideran sus ciudadanos. El gobierno de España, que con tanto retintín recalca su autopublicidad, no ha reconocido su legitimidad como país. No podía hacerlo, teniendo dentro de sus fronteras partidos separatistas que abogan por la autodeterminación sin contar con el estado. Ahora las tropas españolas abandonan Kosovo coherentemente pero en el momento equivocado. La salvadora luz de Obama y nuestras relaciones con Estados Unidos parecen disiparse en un soplo. Pero llegan las declaraciones, esos bálsamos falsos y confusos que hablan de malentendidos, la panacea de la comunicación política junto con el chivo expiatorio.

Esta torpeza no le costará nada a nuestro gobierno, ninguna ruptura con el ejecutivo estadounidense. Sólo ha conseguido resucitar un lugar que para nosotros parecía ya olvidado. Ese lugar que a finales de los 90 se convirtió en el foco de otra guerra y sufrió los fogonazos de los misiles americanos. Un país, o lo que sea, que acogía tropas españolas, pese a que pocos de nosotros lo sabíamos a ciencia cierta. A veces parece que cualquier cosa que se haga está mal hecha. Lo parece. Pero es que hay que hacerla bien.

viernes, 20 de marzo de 2009

Tusitala

Supongo que alcanzar la eternidad cuesta mucho trabajo. Pocos logran perdurar en la memoria del personal y llevar a las mentes recuerdos agradables de su existencia. A cualquiera le gustaría ser uno de esos seres inmortales que descansan plácidamente mientras divisan la admiración que el mundo y la historia les profesan. Juan Antonio Cebrián, el radiofonista más transparente que he conocido, nos los presentaba de madrugada, mostrando sus aristas, sus vaivenes y sus logros. De todos los personajes de los que hablaba en aquellos pasajes de la historia, el más sugerente, además de la voluptuosa Mata-Hari, siempre fue Robert Louis Stevenson. Un narrador excepcional, un contador de historias increíbles que se sumergía en el alma de sus personajes. A él le debemos esa división radical del bien y el mal, el lado oscuro de Hyde y la diligencia de Jekyll, un reflejo apasionado de nuestra propia naturaleza. El Tusitala, como le llamaban sus compadres samoanos antes de su muerte por aquellos mares oceánicos, hizo del género de la literatura de aventuras un arte, desmontando esa estupidez todavía en boga de que son libros para niños y adolescentes. La Isla del Tesoro es una novela profunda y compleja, que desde la cabeza de un joven construye un mundo de piratas y traidores en busca de un sueño. Y aquel ensayo, El arte de escribir, es un ejemplo para quienes pretenden contar historias.

Aquel joven escocés, tuberculoso y amante de la noche nos ha legado una herencia magistral e imprescindible de cómo trasladar al lector la pasión por la vida y los viajes, por la aventura temeraria y valiente. Cebrián, el radiofonista que ya no está, comparte ya confidencias con Stevenson. Seguro que departen sobre las juergas de Edimburgo y sobre aquella noche de desvelo en la que surgieron las dos caras de nuestra esencia, Jekyll y Hyde.

Perdurar. Tusitala lo ha conseguido. Su espíritu todavía planea sobre las mentes con ganas de imaginar cosas.

jueves, 19 de marzo de 2009

Aprovechados

La demagogia en los tiempos de crisis es directamente proporcional a la preocupación que nos genera. Esta semana ha surgido en los medios un debate interesante. Los incentivos a los directivos de las grandes empresas. AIG, la mayor aseguradora del mundo, estadounidense, necesitó de un importante empujón del Estado para subsistir cuando la crisis comenzaba a devorar a los tiburones. Recibió del gobierno americano concretamente 170.000 millones de dólares. Tras superar las dificultades y enderezar su delicada situación, ha procedido a ingresar en las cuentas de sus ejecutivos y empleados el plus pactado en sus contratos. En realidad, este dinero asciende a 165.000 millones de dólares. Se ha puesto el grito en el cielo ante tal desvergüenza criminalizando los métodos de la aseguradora, que da protección a 74 millones de clientes en todo el mundo. Es curioso que el personal se rasgue las vestiduras cuando ha sido el Gobierno el responsable de que esta empresa privada continúe subsistiendo. Es cierto que en tiempos de crisis desembolsar esas cifras resulta obsceno para cualquiera. pero ¿puede el estado limitar los procedimientos de una empresa privada? No lo creo. Podrá, en virtud de las leyes, intervenir en casos de monopolio y desajuste de los mercados o en delitos financieros o económicos. Debió intervenir, efectivamente, cuando los ejecutivos de AIG gastaron fortunas en hoteles y lujos con sus propios fondos mientras su empresa se derrumbaba. Ahora resulta absurdo lamentarse. Los avariciosos y aprovechados se salieron con la suya, lo que, en estos tiempos, resulta especialmente sangrante.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Televisión

La publicidad es fundamental para la supervivencia de las empresas de comunicación. No hablo ya de los periódicos locales o las televisiones del pueblo, hablo de grandes compañías que integran numerosos medios asfixiados por la crisis. Y seguramente sea ese círculo vicioso de falta de fondos el que repercute en la escasa calidad e imaginación en los formatos televisivos. Los programas desaparecen de una semana para otra, o se recolocan en una franja horaria intrascendente. Lo que sucede detrás de las cámaras es muchísimo más interesante que lo que podamos ver por nuestras pantallas. Hay lucha de sables, fichajes con nocturnidad y alevosía, plagios más o menos sangrantes (como aquella infame máquina de la verdad) y recopilaciones en forma de zapping. La época dorada de la televisión (si es que existió alguna vez) albergó grandes ideas. Series novedosas que ahora buscamos por internet, concursos con chicha o espacios de humor decentes. Incluso las primeras temporadas de Los Simpson, saturadas hoy por Antena 3 en el horario del aperitivo.

La televisión está dando un giro hacia lo más barato, que no suele ser lo más rentable. Las audiencias corroboran que los grandes tiburones de las pantallas, como Telecinco, atraviesan su particular crisis. Y crisis quiere decir perder mucho dinero. Por eso, ahora que el público no acompaña demasiado a las cadenas, el día que logran un dato de audiencia fuera de lo normal lo publicitan como si fuera el spot de Freixenet, recreándose en los números, pinchando al competidor. Parece que los gurús y los formatos novedosos se guardaron en un cajón por un tiempo. Espero que alguien los recupere, aunque sea después de la crisis.

martes, 17 de marzo de 2009

Universo

Siempre me ha interesado la naturaleza de los idiomas, su procedencia y su aprendizaje. Por eso es interesante recordar aquel proyecto universal de comunicación, el esperanto. Aquella idea, abrazando a todas las lenguas del mundo, trató de captar lo mejor- y más sencillo - de todas ellas para construir un edificio de palabras artificiales. No funcionó como esperaba su creador, el doctor Zamenhof, aunque todavía hoy existe una comunidad de un millón de personas que lo domina y lo habla con cierta regularidad. Es curioso comprobar que la homologación mundial no suele resultar, pero no sólo en lo fundamental, también en otros campos más triviales. Los mercados financieros, los aeropuertos, los enchufes, o los aparatos electrónicos en general tienen dificultades para acercarse.

La universalidad se rige por leyes parecidas, aunque no se cumplen en las mismas condiciones en todo el planeta. Existen lenguajes comunes, ocurre en el amor, en el deporte o en el arte. Pero en lo tocante a lenguas, pese a la supremacía del inglés (inexorablemente heterogéneo), no hemos encontrado un método de comunicación más allá de la mímica del turista. Quizá sea mejor así. Nos ofrece el gusto de aprender idiomas lejanos al nuestro, y nos invita a superarnos para sobrevivir en otras tierras. No me gustaría que aquel proyecto idealista de Zamenhof desapareciera. Encierra una esencia de universalidad, esa misma que pregonan los políticos para salir de la crisis y mejorar el mundo. Grandes palabras, pequeñas realidades.

jueves, 12 de marzo de 2009

Violencia

Michael Moore hablaba en Bowling for Columbine de los riesgos de las armas y de la hipocresía de la sociedad americana, más preocupada por el puritanismo excéntrico que por las pistolas de sus hijos. Siguen ocurriendo los asesinatos múltiples de inadaptados en Estados Unidos. Pero también ocurre en Europa, y se supone que la legislación con respecto a las armas es bastante más restrictiva. En Alemania, el impacto por los crímenes de Winnenden ha sido brutal. Lo que más me aturde de estos hechos es el patrón que siempre siguen. Llegan las reacciones de rigor: era un chico normal, nunca sospecharíamos de él, o bien, era un chico introvertido, muy extraño y con ataques de agresividad, siempre le tuve miedo.

¿Vivimos en una sociedad violenta? Yo creo que sí. La violencia es un instinto que nos acompaña desde los orígenes de la humanidad. Pero es tarea de las sociedades la educación para una sociedad en paz. En las familias y en las escuelas. Y es necesaria una legislación responsable que restrinja al máximo el uso de las armas. En España, por suerte, no hemos presenciado ningún hecho parecido, pero podría llegar a pasar. Columbine fue el origen de esta fiebre de fanáticos suicidas, pero generó fascinación y terror a un tiempo. Moore explicaba en su película que en Canadá el número de pistolas es similar en proporción a las de los Estados Unidos, y no se producían este tipo de sucesos. El número de armas no es proporcional a su mal uso, pero genera un riesgo porque se desconoce quién es y cómo es el que está dispuesto a usarla. Es curioso que algunos de los personajes más destacados del siglo XX hayan muerto a punta de pistola: Gandhi, Kennedy, Malcolm X, Luther King. Por no hablar del terrorismo. No podemos quedarnos quietos cada vez que un joven arrasa la vida de quince personas, pensar que no será la última vez y verlo en la televisión como un delirio más de los países violentos. Hay que poner soluciones, no sólo prohibir las pistolas.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un mal sueño

El 11 de marzo, además de un día de infamia, fue un día gris e incómodo. Pese a que la primavera empezaba a florecer, el cielo oscurecía, y las mentes se centraban en la campaña que nos asediaba en aquellas fechas, y que se acercaba afortunadamente a su fin. Todo el mundo recuerda dónde estaba y qué hacía aquella mañana, pocos sentimientos humanos son más intensos que los de la memoria. En Madrid, una huelga universitaria alivió la mañana de lluvia para muchos estudiantes, que podían disfrutar de unas horas más de cama. Pero no todos, algunos centros abrieron sus clases con normalidad. Mejor dicho, lo hicieron durante muy poco tiempo, porque antes de que las clases comenzaran, la noticia había estallado y no dejó espacio ni ánimos para ninguna lección magistral. Después llegó un goteo de primicias de lo más desagradable y confuso. Los teléfonos se colapsaron, los centros de donación de sangre también. Salir a la calle era una experiencia impactante, las ambulancias quebraban un silencio incontestable, y una desazón invadía a los peatones, que se aferraban a que todo fuera un un mal sueño. Yo pensé que era un mal sueño, pero luego me desperté, y la realidad fue mucho peor que los presagios de la duermevela.

Después de unos años, muchas cosas han cambiado, o no tantas. Las familias jamás podrán olvidar, y han tenido que pasar por un juicio largo y criticado y por varias investigaciones paralelas, testimonios, filtraciones, pruebas y testigos de aquella tragedia. No sé si la experiencia traumática y dolorosa de aquel jueves nos ha servido para algo, pero me da la impresión de que no mucho. Laura Vega, una chica que hoy tiene 31 años, continúa en estado vegetativo en un hospital por las heridas del atentado. Es la prueba palpable de que aquel 11 de marzo no ha terminado todavía. Muchas víctimas se quejan de que las autoridades no les han prestado la atención ni las ayudas que necesitan. Seguramente tengan razón. Aquel día no supuso ninguna catarsis, al menos entre la clase política. Ni siquiera hoy han sido capaces de unirse para recordar a la gente que perdió la vida. Yo sentí que aquel dolor también me tocaba a mí. Pero no tenía clase, yo estaba dormido.


martes, 10 de marzo de 2009

Aviones

Este fin de semana he comprobado la comodidad de los aviones. Tuve suerte con la puntualidad, gibraltareña más que británica, y llegué a mi destino cómodamente. Lo que más me sorprendió - no volaba desde 2005 - fue que me conminaran a quitarme los zapatos en el control de seguridad. Después de depositar todas mis pertenencias susceptibles de transgredir la seguridad nacional en una bandeja el arco continuaba sonando, así que la responsable me invitó amablemente a pasar mi calzado por los rayos x. No creo que descubrieran nada extraño en mis zapatos, ya que pude acceder a la zona de embarque con normalidad, aunque descalzo. Suerte que los calores empiezan a visitarnos y el tacto de mis calcetines con el suelo del aeropuerto no modificó mi temperatura corporal, muy sensible a los cambios bruscos en la meteorología. Eso sí, cuando me duele la rodilla no suele llover nunca, es que me he dado un golpe con la mesa de mi cuarto.

Me fascinan las rutinas del transporte. Cuando el avión aterriza, todos los pasajeros se afanan en hacerse fuertes para coger su equipaje de mano. El civismo ordenado, ese que solo frecuentamos en los simulacros de catástrofes, no es amigo de los aviones. Sería conveniente que las azafatas, o azafatos (no quiero que se me eche encima el colectivo machista), advirtieran al personal que todo el mundo puede salir de la nave si espera a que el vecino coja su maleta y enfile la escalera. Poca paciencia observé entre mis congéneres. Mi plaza, junto a la ventanilla, me aconsejaba salir el último y aguardar en la cola a que, desordenadamente, el avión fuera desalojado. Otro síntoma interesante del ansia humana llega a la hora de desabrochar los cinturones. La tripulación ruega que no se retiren hasta que el avión esté totalmente parado y las luces indicativas se apaguen. Imposible. Escuché el sonido de los cinturones 20 veces antes de tiempo. No sé si soy demasiado precavido o demasiado quisquilloso. Desde luego, los vuelos son de lo más entretenido. Tengo que repetir pronto. Cuidaré más el estado de mis calcetines, tienen que dar buena impresión.

lunes, 9 de marzo de 2009

Rojo y negro

Uno enciende la televisión por la mañana y se da de frente con las peores noticias. Violadores reincidentes en libertad, asesinos y ladrones retorcidos en busca y captura, reflejos de la crisis, indigencia, desgracia. Una parte importante de la realidad. Espero que haya otro lado, no tan oscuro, en el que podamos refugiarnos para augurar algún horizonte de esperanza. No lo encontraremos en el nuevo programa de Telecinco, Rojo y negro, que para simplificar es un programa de sucesos. Habíamos disfrutado del fin de lo macabro como espectáculo, pero resurgió este gusto por el escándalo y la sangre. Las series de forenses arrasaron las audiencias, los periodistas comentaban los crímenes en las tertulias, y se otorgaba mayor credibilidad al reportero que al policía. Es un pecado que nos ha lastrado y que genera obscenidades que rellenan programas, como entrevistar a una menor novia de un asesino.

Ya hablé de la virtuosa sentencia del italiano Vasile, "la ética en la televisión la marcan el público y la audiencia". Siguen a rajatabla este precepto. Me da miedo pensar hasta dónde llegará ese límite virtual, cuándo la vergüenza será mayor que el beneficio y dejaremos de hablar de sangre para hablar de soluciones. Tal vez la crisis de las televisiones se solucione con esos dos colores nada claros, el rojo y el negro. Ojalá fueran resúmenes de los partidos del Milan. Son del mismo color. Muy aburridos, pero mucho menos sangrientos.

domingo, 8 de marzo de 2009

Frío y caliente

Soy poco amigo de los días mundiales y las conmemoraciones pasajeras. El día de la mujer trabajadora, que se celebra hoy domingo, concita entrevistas con las mujeres del gobierno en los periódicos. Esto de pensar en las cuestiones cruciales de la sociedad un día al año, al menos oficialmente, no es un buen ejercicio de gimnasia mental. Y coincide curiosamente (o no) con la redacción de la nueva ley del aborto. Según la ínclita ministra de igualdad, el problema era que la ley no se hubiera aprobado antes. Puede ser, siempre nos ha costado mucho ponernos a la faena a la hora de llevar a las leyes los asuntos espinosos. No se puede legislar en caliente, y tampoco en frío, apuntan los más despiertos. Sólo pediría una cosa, aquello que parece patrimonio de la transición, el consenso de los políticos, más allá de su gusto por su talismán perpetuo, el chivo expiatorio.

Hablando de la temperatura de las leyes, el calor empieza a visitarnos. Es una buena señal. No sé si servirá para calentar las cabezas desentrenadas, pero al menos nos hace sudar, un síntoma de que vivimos.

sábado, 7 de marzo de 2009

El cantante

La vetusta atmósfera del auditorio y su ambiente refinado y selecto podrían inquietar a cualquiera. Él trató en todo momento de no desesperar, de mantener la compostura y ofrecer ante la concurrencia una imagen dura y difícilmente perturbable. Sin embargo, la sensación de indiferencia que transmitían los inquilinos de las localidades más cercanas al escenario comenzaba a desconcertar al inexperto intérprete.

Vocalizaba con delicadeza y acierto, gustándose en cada una de las notas, saboreando como podía su particular momento de gloria. Las manos le temblaban y se humedecían al ritmo del sudor nervioso. Cuando el compás de la música le otorgaba unos instantes de silencio, atravesaba con una mirada, de esquina a esquina, los rostros de quienes atendían a su canto, impertérritos. Algunas de esas caras le eran familiares, otras resultaban raramente expresivas, sobre todo las de los desconocidos.

El cantante proseguía su esfuerzo vocal vibrando, recreándose en cada palabra, limitado únicamente por su voz, que, inesperadamente, al momento comenzó a tornarse en quebradiza e irregular.

Cuando entonaba la última pieza de su reducido repertorio, cuando el final de su actuación se acercaba peligrosamente, una lágrima recorrió en un segundo su rosada mejilla derecha. Continuó cantando, con un nudo en la garganta, como intentando disimular que aquellos ojos, los de la primera fila, habían podido con él.

Entre el público, una voz desagradable y solemne cortó de cuajo el cantar de aquel joven, sin permitir siquiera la conclusión de aquel emocionado atrevimiento.

- Lo siento, chico. No eres lo que estamos buscando. Que pase el siguiente.

viernes, 6 de marzo de 2009

El tiempo y la galaxia

Recuerdo que hace un par de años el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Anxo Quintana, propuso que su región disfrutara de un huso horario diferente al del resto de la península. Sospeché entonces que se trataba de una extravagancia nacionalista, como así fue, pero encerraba un asunto interesante, la medida del tiempo y su influencia en nuestra vida. Desde siempre, los cambios horarios con los que ahorramos energía han perturbado nuestras rutinas. Nos hacen despertar de noche o dormir menos, o sentir el cosquilleo del hambre en el estómago antes de tiempo. Las agujas del reloj pueden atenazar o liberar.

Quizá sea más importante medir los tiempos de las cosas que su mero aprovechamiento. Siempre hay un momento oportuno para entrar en acción. Y parece, ya que hablábamos de nacionalistas pintorescos, que este es el momento justo de que la historia cambie, aunque quienes detentan el poder se sientan ultrajados por una traición del españolismo. Efectivamente, como dijo Patxi López, y afortunadamente, el PNV no es ninguna religión ni tiene el monopolio del gobierno de los vascos. Así que, antes de que cambien la hora, el tiempo dira que un lehendakari no nacionalista se va a sentar en la silla de Ibarretxe. Su campaña para reírse de sí mismo y mimetizarse con Mr. Spock, además de ridícula, nos dejó algunas perlas: "hay un intento serio de otras galaxias de controlar la galaxia vasca". Pues se han salido con la suya. Y afortunadamente para él, no tendrá que abandonar la Vía Láctea. Bastará con que deje su despacho libre y se suba a otra nave. Tiempo al tiempo.

jueves, 5 de marzo de 2009

El chándal

En Cuba se han deshecho de los dos ministros de más peso (léase metafóricamente) del régimen por denostar con demasiadas ganas el capitalismo yanki y trabajar a su aire. Digamos que, sucintamente, ese ser indeterminado e indeterminante, Raúl/Fidel Castro, ha decidido que ya es hora de coger el timón y abrir la mano un poco, de cara a la galería, pero sin terminar soltando la moneda. El asunto ha llegado hasta el punto de que los despedidos han abandonado la disciplina del Partido Comunista de Cuba, quizá marcados de por vida por la cruz que los hermanos les han puesto. El problema, supongo, es que su protagonismo empezaba a ser molesto para el verdadero líder. Con las apariciones del preboste enfermo de Sierra Maestra era suficiente para transmitir la sensación de que nada ha cambiado en lo sustancial, que todo seguía como antes, aunque ahora la revolución se hace con un chándal Adidas.

La disidencia, exiliada o local, ve con escepticismo estos movimientos extraños en el gobierno cubano. Miami y La Habana siguen a la misma distancia pese al baile de nombres y los eternos gestos vacíos del régimen. Sarkozy será el siguiente líder en hacer una visita a Raúl Castro y su nuevo ministro de Exteriores, que tendrá las mismas funciones que el anterior, pero más vigiladas. Entre despidos, expulsiones, berrinches y artículos en Granma, la isla continúa aislada, y su eco se disipa entre los pelos de una barba que ha perdido la fuerza. Consecuencias de la involución, que no es lo mismo que revolución.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Días de radio

Woody Allen firmó hace ya unos años, antes de perpetrar algunos deslices exageradamente criticados, una película llamada Días de radio. Se trata de una historia de las ondas contada a través de un niño, que evoca su mayor afición, pegarse al transistor y disfrutar de un mundo contado y cantado. El adjetivo que mejor la describe es entrañable, aunque en su lugar seguramente convendría colocar deliciosa, que parece ser el término monopolizador del snobismo cultural en este país. Allen recrea con cariño los ambientes de los años '50 y el apogeo de los seriales, la música en directo y los locutores de voz profunda.

La radio, más allá de la emotiva imagen del cine, ha cambiado bastante. Abundan las tertulias, ahora traspasadas a la televisión, que han convertido el debate en trinchera y que pisan en otros momentos asuntos tan triviales como intrascendentes. La música se reduce a las emisoras especializadas. Copian formatos de éxito, los empaquetan y los transmiten a través de las ondas. No sé si a causa de la crisis, los locutores son sustituidos por la manida fórmula de la música sin pausa. Quizá los contenidos más demandados por los oyentes sean los informativos, y especialmente la información deportiva. Se ha perdido el encanto de una radio que ni yo mismo conocí, pero que Woody Allen logró mostrarme. Cuando terminé de ver la película me zambullí de nuevo en la realidad y en la (deliciosa) música de los 40 Principales y sus no-locutores.

martes, 3 de marzo de 2009

Obama

La leyenda de Obama continúa, y parece que está aprovechando su tiempo. Además, el otro día le veíamos en el Verizon Center de Washington presenciando el partido de NBA entre los Wizards y los Chicago Bulls, que necesitarán su apoyo y carisma si quieren clasificarse para los playoffs. Parece que algo está cambiando en Estados Unidos. Según cuentan, Obama ha desarrollado más medidas en un mes que Bush en dos años. Son medidas para hacer frente a la crisis, algunas de ellas repletas de sentido, como la de limitar los sueldos de los altos ejecutivos en las empresas, especialmente si sus desastrosas gestiones llevan a las compañías a la quiebra. Guántanamo se cierra y sus presos (algunos de ellos sin cargos) deberán repartirse por otras cárceles legales del mundo. En España nos hemos apuntado a la lista.

El sistema de sanidad de los Estados Unidos será mejorado, según ha prometido el presidente. Los fondos siempre estuvieron ahí, pero la presión de las grandes aseguradoras no ha permitido desarrollar una seguridad social tal y como la conocemos. Resulta inmoral y obsceno que quien necesita un transplante o un tratamiento de vida o muerte tenga que hipotecar sus bienes.

Cualquiera es capaz de distinguir las formas de unos y otros. Será interesante, lo más interesante, comprobar el pulso de Obama ante temas eternos de debate, como las torturas, las maneras de la CIA, las ventas de armamento, la hipocresía del cambio climático o el antiguo eje del mal. Él tiene la palabra, pero habrá que darle tiempo.

lunes, 2 de marzo de 2009

Victoria

Es sabido que en las elecciones todo el mundo gana. Gana la democracia, gana la sociedad, y ganan los partidos. En este caso, especialmente en el País Vasco, todos tienen algo de razón. El PNV ha ganado las elecciones, el PSE ha subido seis escaños, el PP ha aguantado el temporal y UPyD será la clave para un posible gobierno alternativo a los nacionalistas. No está mal que todo ocurra de una sola vez.

¿Respetamos las mayorías o fomentamos las coaliciones de gobierno? Hemos presenciado la formación de los gobiernos más rocambolescos con tal de sacar a un partido del poder. En el caso del País Vasco, parece probable que así sea. Los partidos nacionales se apoyan entre sí para terminar con 30 años de galaxia nacionalista y anhelos de independencia e introducir un cambio profundo en los oxidados engranajes del gobierno y la policía vasca. No será necesario un gobierno conjunto, sólo que se apoye la investidura de Patxi López. Quizá el cambio de criterio del PP de apoyar coaliciones en Euskadi y defender las mayorías en el resto de regiones sea solo un pecado venial.
Es bastante más recomendable el remedio que la enfermedad.


viernes, 27 de febrero de 2009

La crisis del deporte

El deporte no se salva de la crisis, y es normal. Los anunciantes y patrocinadores se retraen de invertir en los clubes porque difícilmente sacan sus cuentas adelante. Y los equipos sufren esta bajada de ingresos. El principal problema de las arcas de los clubes - sobre todo de fútbol - se asemeja a la avaricia de los tiburones de Wall Street que ha derribado tantos naipes últimamente. Y a esa avaricia de los dirigentes, que no suelen meterse en líos por amor al arte, se ha unido una burbuja capaz de pagar cinco millones de euros anuales a un jugador de fútbol o de comprar un equipo sin tener dinero, o de introducirse en chanchullos urbanísticos y favores varios a costa del contribuyente. Por principio pienso que la importancia del deporte hoy está sobrevalorada. Y lo digo yo, que disfruto con las hazañas de los atletas y sus esfuerzos. Creo que se ha sustituido la afición sana por una devoción peligrosa de la que se han aprovechado muchos mangantes en sus sillones de presidente. La pregunta es si las instituciones públicas, léase ayuntamientos o diputaciones, deben intervenir para salvar las cuentas de los gestores inútiles y delicuentes. Yo creo que no. Los intereses del ciudadano de a pie discurren por otros caminos, aunque entiendo que sin su intervención centenares de clubes desaparecerían sin pagar un duro a sus jugadores. Es verdad que la situación económica actual es hasta cierto punto excepcional, pero qué fácil es comprobar que el negocio urbanístico se ha hundido a la misma velocidad que los clubes más modestos, y ahora, que algunos más grandecitos.

El Atlético de Madrid, por ejemplo, que jaleaba hace pocos lustros a Jesús Gil, hoy llora las consecuencias de sus desmanes y delitos, que le han llevado a vender su estadio. El Valencia, liderado por empresarios temerarios, no puede pagar sus nóminas, y deberá deshacerse a sus jugadores más importantes para sobrevivir. Y en la NBA, pese al límite salarial que pone tope a los sueldos de sus jugadores, las pérdidas son gigantescas, y ya se ha puesto en marcha un plan de rescate al más puro estilo Obama. Las entrañas del deporte, que a veces son las cloacas, por mucho que las perfumen, sufren la crisis, pero también las pendencias de los aprovechados. Los espectadores rasos, como yo, seguiremos disfrutand0 de lo que se cuece en el campo. Lo de fuera, que lo arreglen los responsables. Las instituciones pueden ayudar, pero la justicia también.

jueves, 26 de febrero de 2009

Atraso

¿Qué es el gasto social? Es un término que escucho muy a menudo en los mítines políticos, y que persuade a las masas de que los impuestos recaudados redundarán en los propios inversores. Es una presunción lógica. Savater dice que son malos los políticos que mienten, ¿pero tendrían alguna posibilidad de éxito si vendieran realismo desde su atril? El gasto del contribuyente, sin el que no se sostiene ningún estado serio, debe aprovecharse, o al menos parecer que así es. Pero el ciudadano - en este caso yo - percibe que los beneficios del bienestar social más que tocarnos, nos rozan sin que nos demos cuenta. Más aún en tiempos de crisis, ajuste de la economía, desaceleración o el eufemismo que más convenga. En otros países de nuestro entorno - otra expresión del poder -, existen innumerables ayudas a las mujeres embarazadas, a quienes no superan el salario medio, unas pensiones dignas, ayudas para la vivienda. Parece que vivimos fuera de nuestro entorno, en una periferia de retraso perpetuo.

Cuando escucho que el ministro de turno argumenta acaloradamente que el gasto social no se recortará pese a las dificultades económicas, tengo que reírme por no llorar. En este país no catamos los pregones del estado, porque se invierte en las dietas, en aumentar el número de funcionarios, en campañas de autobombo y en financiar a clubes de fútbol insolventes. Los escasos gestos plausibles hacia el ciudadano se pierden en cifras y descuentos de hamburguesería. La justicia está en pie de guerra, la sanidad es manifiestamente mejorable, y la educación se dispersa en 17 autonomías con 17 métodos, libros y temarios. Creo que estamos más atrás de lo que pensamos, que de la ejemplar transición han pasado 30 años y que corremos el riesgo de exportar el modelo de Andalucía a toda España. No es una cuestión exclusiva del partido en el poder, es un problema de estructura. Estamos a la cola de la Unión Europea en unas cuantas estadísticas. No podemos dar la vuelta al papel y quedarnos tranquilos. Por todo esto, el que promete realidades en la campaña electoral está muerto. Tiene que vender la luna.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Libremente

Supongo que todo el mundo ha visto las imágenes de Emilio Gutiérrez, el ciudadano de Lazkao que entró por la fuerza en una herriko taberna de su pueblo para destrozar todo lo que encontró. Por definición, la violencia genera más violencia, aunque esta reacción más que origen de algo es consecuencia. De la impunidad de los terroristas en potencia que destrozaron su casa y a los que el detenido conoce seguramente con nombres y apellidos. Cualquiera puede verse reflejado en su espíritu, que no es un delirio de venganza, sino un arrebato de justicia y desesperación contra los salvajes y sus cobardías. En su acción televisada no se percibe ni un solo atisbo de cobardía, y seguramente se vea obligado a abandonar su pueblo por culpa de las amenazas. Pero lo más importante de su gesto es el estallido de rabia, la impotencia de la sociedad civil frente al cinismo y la hipocresía de los gobernantes que mandan en el País Vasco. Deberá ponerse delante de un juez para responder de sus actos. No creo que existan agravantes, pero sí atenuantes, porque muy pocos emularían a Emilio, pero en el pensamiento no encontraríamos una reacción más justa que la que tuvo, valiente y temeraria, arriesgada y catártica.

En las elecciones que se celebran el domingo los vascos se juegan muchas cosas. La primera es renovar o no en el cargo a un líder mesiánico e iluminado que desvía la atención de los problemas de sus ciudadanos. Apela a la libertad de su pueblo, que no es libre, para exigir derechos en un lugar donde los políticos no cumplen sus obligaciones. Ya es hora de que los nacionalistas vean los toros desde la barrera y los asientos de la oposición les sirvan de baño de humildad. Las otras opciones presentan a partidos nacionales, que saben de lo que hablan y que han sufrido más que nadie la violencia de los terroristas y sus justificadores. Esperemos que los ciudadanos puedan votar libremente, sin jóvenes pancarteros e ignorantes que les presionen. Que Dios reparta suerte.

martes, 24 de febrero de 2009

El muñeco

Me encanta el perfil del dimisionario. Sale con la cabeza alta, es un ejemplo para los políticos, pero él no ha hecho nada malo, le han empujado al abismo los manipuladores de la realidad. ¿Por qué habría de renunciar a su cargo si tuviera la conciencia tranquila? ¿Porque no se siente con ánimos? Débil razón para quienes se aferran a la silla con fuerzas sobrehumanas. Sospecho que su salida ha sido un alivio para sus superiores, que no le han conminado a quedarse, a continuar con su labor diligente al frente del ministerio. La huelga de jueces y de funcionarios de justicia ha acelerado el trámite, que arrancó con el despiste cinegético. Creo que la historia de la licencia es lo menos importante de todo. En la política es necesario guardar las formas, y no conviene traslucir que después de tantos años la justicia se corrompe y adquiere un tono de amiguismo peligroso.

La oposición pierde el saco contra el que golpear y desahogar sus lamentos. Su horizonte no es sencillo, con tres elecciones por delante en las que tiene complicado salir victorioso, pero que, admitidas las combinaciones, pueden reportarles alguna alegría. La corrupción, como el eufemismo y la nadería, es inherente a los que están cerca del poder. La honradez para quitarse de en medio y asumir las responsabilidades es tarea de quienes buscan la eternidad en nuestra joven democracia. Seguirán cruzándose las balas para derribar al muñeco, aunque estos están bien agarrados al suelo. Los incompetentes, los delincuentes y los corruptos van cayendo poco a poco, pero nacen otros nuevos.

lunes, 23 de febrero de 2009

Pecados

Júbilo universal porque una españolita ha llegado a lo más alto y ha recibido una estatuilla que pesa más de lo que parece. Es para sentirse orgulloso, aunque no me gusta apropiarme de los éxitos del vecino, por muy compatriota que sea. En la política es habitual, además de salir en la foto, atribuirse un pedazo de medalla o de diploma del deportista. Pero si mañana saliera a la palestra alguno de nuestros estadistas participando de los éxitos de David Bisbal por el mundo o de las ventas de Ruiz Zafón, convendríamos en la ridiculez del argumento. Desde luego los triunfos de los españoles no provienen de los esfuerzos de los gobiernos, sino de su propia capacidad, que en ocasiones se ha labrado lejos de nuestro país. El político sólo se arrima cuando presiente el rédito electoral o el aumento de la popularidad.

Digo esto porque intento ahondar en los pecados capitales de los españoles, a modo de investigación sociológica. Deseché la envidia porque implicaba un punto de admiración hacia el envidiado, y en la mayoría de las ocasiones se reduce a un desprecio por los valores del exitoso y diligente. Desde luego la gula está muy extendida entre nosotros, pero nunca he pensado que sea un pecado, sino un placer venial que no hace mal a nadie salvo a nuestro nivel de colesterol. La ira depende del escenario. Si surge a los mandos de un coche en un incidente de tráfico, se multiplica su intensidad. De la avaricia - léase tacaño o rata -, siempre encontramos algún rastro. La lujuria está por todas partes, en la televisión, en la calle, en el ordenador. La pereza no es un pecado propiamente dicho. El cuerpo necesita descansar, y el abuso del descanso es sólo una licencia que se toma nuestro metabolismo. Las horas de sueño no son penitenciales. La soberbia, para terminar, califica a los altivos, y quizá sea el valor que más detesto, el de otear a la misma altura como si te vieran desde el Aconcagua. Pero falta uno que Dante no incluyó en su lista de males humanos. La cursilería. Ese pozo sin fondo donde arrojan sus artefactos los políticos, artistas, creadores del pensamiento. También nos ha tocado a todos en algún momento. Yo procuro alejarme de sus cantos de sirena y centrarme en la gula, que es mucho más sana.

Enhorabuena a Penélope Cruz. Espero que nadie más se dé por aludido.

viernes, 20 de febrero de 2009

¿Dónde está la gracia?

El humor es una cosa muy seria. Y no es una contradicción efectista, lo dicen los genios de la carcajada. Por eso sigo escrutando los tonos de mi risa, y la voy identificando. Sé cuándo suena por compromiso, como cohibida. Unas veces es sincera, el corazón la disfruta y la mente la alimenta. Y otras veces, las menos, es perjudicial para el cuerpo, porque brotan las lágrimas y el vientre se aprieta. Siempre me he preguntado si alguien ha muerto alguna vez de un ataque de risa. Sería una graciosa forma de estirar la pata, pero un fastidio para el interlocutor, que vería cómo su chascarrillo en vez de arrancar una sonrisa ha terminado con una vida. No creo que la risa tenga como fin el martirio, como las cosquillas, busca más bien la alegría de los ánimos caídos, la resurrección del cerebro y la garganta. Recordando los prescindibles estudios de las universidades americanas, no sé si riendo alargamos la vida, pero la hacemos más presentable, adecentamos nuestro rostro de piedra y nos ablandamos ante la sensibilidad del vecino. Es un ejercicio sano.

El sentido del humor es un concepto etéreo. Cuando se pregunta en las encuestas sobre qué cualidad se valora más en el amor siempre se suele apelar al sentido del humor. Y no estoy muy seguro de esto, desconfío de su valor real, porque desconozco sus entresijos. El humor no sostiene ninguna relación seria. Al menos por sí solo. La risa es pasajera, se evapora en un segundo. Todos conocemos al graciosillo de turno, ese que puebla las televisiones con gags de dudoso gusto, y a esos pocos seres capaces de generar por sí solos hilaridad, radiadores de sonrisas permanentes. Procuro no confundirlos. Disfruto con las conversaciones trufadas de ironías, anécdotas y surrealismos, pero huyo de los niveles desmedidos de risa por miedo a terminar en una caja de pino. Es el único freno que me pongo.

jueves, 19 de febrero de 2009

Joselito

El otro día vi en unos informativos televisivos, cuajados de anécdotas más que de noticias propiamente dichas, las bondades tecnológicas en forma de teléfonos móviles. Poblaban una feria poblada de curiosos, expertos y cámaras. Allí se exponían los teléfonos del futuro, según decían los representantes de las marcas. Uno estaba integrado en el reloj, otro podía mojarse sin necesidad de comprar otro nuevo. Digamos que los avances tecnológicos caminaban con la frivolidad y el gasto inútil. La noticia, por llamarla de alguna manera, era el escenario perfecto para redundar en esa cansina pero eficaz tarea de crear necesidades innecesarias. Los teléfonos graban películas y pueden proyectarlas, sirven para realizar videoconferencias, y ya no se fabrican con botones porque los ha sustituido la panacea de la tecnología, que es el dedo humano y las pantallas táctiles.

Se supone que la tecnología nos facilita la vida, al menos para eso es inventada. Pero a veces los problemas son mayores que las soluciones. No voy a entrar en los confusos y prescindibles tochos de instrucciones. Me refiero a las utilidades artificiales de unos artilugios que en un principio servían para hablar y ahora sirven para todo lo demás. Tenemos que comprarlas para que mañana sean sustituidas por el penúltimo grito que convertirá nuestro teléfono en una antigualla de museo. Pero lo peor de todo es que si no se vive al ritmo de la corriente tecnológica, nos subimos al carromato de Joselito, el del anuncio. Nos transportan al atraso tercermundista por no instalar el ADSL en casa a tropecientos megas de potencia. Eso es insultante. Porque mientras usted me instala la línea maravillosa, he tenido tiempo de salir a la calle, leer un buen libro, ver una película y hablar por teléfono. Y de boca a oreja, sin videoconferencia. Y no soy más infeliz que usted, ni me subo al carromato de su anuncio. Aunque me caiga muy bien Joselito.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Tramposos

Andamos otra vez a vueltas con el dopaje en el deporte. Aunque, desgraciadamente, parece que la única disciplina pervertida y contaminada por las sustancias prohibidas es el ciclismo. La lucha contra los tramposos en las competiciones deportivas demuestra la hipocresía de los políticos y, en algunos casos, de los medios, que magnifican o minimizan los casos de dopaje dependiendo de su procedencia. La justicia deportiva, si podemos llamarla así, dudando de las dos palabras que la componen, se encarga de juzgar las ilegalidades en las competiciones. Pero en ocasiones irrumpe la justicia ordinaria, que aunque sea justa debe tener algo de ordinariez. Creo que la acción contra los tramposos en el deporte es obligada, y toda condena será siempre escasa, porque se adultera la esencia de la competición, se pone en riesgo la salud del deportista y se engaña al espectador.

Sin embargo, me rebelo contra la criminalización de quien no ha cometido un crimen. Pese a que algunos casos de dopaje pueden ser considerados como un delito, el ciclista - suele ser el protagonista de las portadas -, el waterpolista o el corredor de fondo cumplen su sanción y pasados los dos años que establecen las normas pueden volver a competir con normalidad. Han cometido un error gravísimo, han puesto en riesgo su carrera (la mayoría de los deportistas que dan positivo no rinden a buen nivel al volver a competir) y han perjudicado a la imagen del deporte. Pero es injusto y absurdo recurrir a la crucifixión del infractor si no se ponen medios para evitarlo. No basta con controles exhaustivos, los análisis se multiplican y los dopajes se perpetúan. La solución está más abajo, en la formación de los jóvenes deportistas, que deben huir del éxito instantáneo y de la tentación del riesgo. Algunos no saben a lo que se exponen. Si todo lo que tiene que decir el Secretario de Estado para el Deporte es que se actuará con firmeza y rotundidad como siempre, entonces no se pondrá fin al problema y el político de turno tendrá muchas más oportunidades para colgarse la medalla y decir que actuaron con firmeza y rotundidad contra aquel tramposo. Pero no evitarán que el siguiente se esté poniendo en la cola.

martes, 17 de febrero de 2009

Resaca

Ha dimitido el ministro japonés de economía por presentarse "indispuesto" ante la prensa después de una reunión del G-8. Podemos hacer muchas lecturas de este asunto. La primera es que se ha convertido en una costumbre alicorarse en las cumbres de los países más importantes, Sarkozy ya lo hizo el año pasado. Lo único que provocó fue la proliferación de vídeos en internet y las burlas del respetable. Parece que dirigir los destinos del mundo, algo que ampulosamente compete a sus naciones, precisa del carburante etílico. Lo que habría que discutir es el listón para la renuncia de los cargos públicos. En España está muy arriba, o más bien, no existe. En otros países, especialmente los nórdicos, las razones para dimitir aquí nos parecen absurdas, infantiles. No estamos acostumbrados a tanta honradez. Cuando alguien abandona su puesto por dignidad, por mala conciencia, por traicionar a los votantes, es cuando más se eleva su figura. En España se sigue pensando que es mucho más conveniente agarrarse bien a la silla y despreciar la crítica. Pero se equivocan, empieza a estar pasado de moda. En esto sí que nos vendría bien practicar los criterios de convergencia europea.

El caso concreto del ministro nipón es curioso. Cualquiera puede abusar de los caldos y tener un mal día. Seguramente con haber pedido disculpas y reconocer su error habría sido suficiente. De hecho, en estas reuniones el alcohol es más habitual que los acuerdos económicos. Pero ha preferido una resaca desagradable a salir del paso. Y eso le honra. Nunca pensé que la bebida se convertiría en protagonista de la política. Nos tienen más acostumbrados a otro tipo de placeres, especialmente el del bolsillo. Pero claro, si dimiten se acabó la silla, se acabó el poder y se acabó el vino. Pobre ministro.

lunes, 16 de febrero de 2009

El caso

Vemos fotografías a toda página, nombres y apellidos, detalles escabrosos de lo más siniestro. ¿Hasta qué punto es necesario hacer a la sociedad partícipe de las investigaciones policiales? Algunos me dirán que el morbo y la curiosidad levantan las audiencias. Es probable, pero también es cierto que desde los medios, especialmente las televisiones, se ha jaleado un periodismo sangriento que ha convertido a los telediarios en una versión renovada de El Caso. Para Vasile, el mandamás de Telecinco, el límite ético deben ponerlo los espectadores. Esta afirmación además de tramposa, es inasumible. Volvemos a la ración de pan y circo para contentar al personal y evitamos darle al coco para ofrecer productos de calidad. La ecuación es sencilla, real, pero profundamente despreciable.

La demanda social de conocer lo que ocurre es lógica y necesaria, pero quienes se zambullen en lo macabro para satisfacer sus deseos de forense aficionado deberían mirárselo. Ya estamos acostumbrados a que iletrados opinen sobre crímenes ofreciendo sus innecesarios puntos de vista.
Es una condición indispensable para formar un debate televisivo de cierta categoría ¿Qué interés tiene conocer la opinión del ciudadano desinformado cuando la policía y la justicia dedican sus esfuerzos a resolver este tipo de casos? El colaborador televisivo se erige en comisario y juez a un tiempo y farda de pruebas policiales y de sus buenas fuentes. No creo que sea un ejercicio sano. Molesta a las víctimas y sus familias, centra la atención en un acusado sin sentencia firme y despierta las iras y las elucubraciones de los espectadores. Para mí, una indignidad televisada. Para ellos, el negocio del siglo.


viernes, 13 de febrero de 2009

La dictadura de la imagen

Hablábamos el otro día de los desvaríos de Izquierda Unida, que continúan pese a su lavado de cara. El pasado 31 de enero su nuevo líder, Cayo Lara, acudió a una manifestación en apoyo a la dictadura de Fidel Castro en Cuba. Otro caso curioso de deformación de la realidad e hipocresía inimaginable. ¿Eso que jaleamos allí es lo que queremos para nosotros? Recuerdo que Carlos Santana actuó en una reciente gala de los Oscar portando una camiseta del Che Guevara y un crucifijo. El saxofonista cubano Paquito D'Rivera le recordó que combinar a Cristo con el guerrillero es como introducir una esvástica en una sinagoga. Muchos cristianos fueron fusilados en el curso de la revolución cubana capitaneada por Castro y Guevara.

Esto nos remite a un debate eterno que para mí tiene fácil explicación. La figura del Che, especialmente la famosa imagen de Jim Fitzpatrick que ilustra camisetas y hasta cuerpos en forma de tatuajes, ha sido la elevada a los altares. Su personalidad aventurera y revolucionaria está fuera de toda duda, pero su faceta asesina ha sido hábilmente ocultada para convertirle en una figura ejemplar que se rebela contra las injusticias de América Latina. Se confunde el personaje histórico con la persona, que es algo muy distinto. Y si la campaña propagandística de elogio al guerrillero y a la dictadura encuentra entusiasmo entre nuestros políticos, entonces es que algo funciona mal. ¿Hasta la victoria siempre? Depende de los fines y los medios. El País publicó hace unos meses un editorial sosteniendo esta misma idea y sus propios trabajadores se le echaron encima. Quizá es que no estamos acostumbrados a derribar los mitos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Espías y golpistas

Para los políticos, las formas son muy importantes, mucho más que los fondos. Eso es fácil de constatar. Las cuadrículas del lenguaje de las diatribas son muy limitadas, por mucho que recurran a las metáforas deportivas, que tanto les gustan, o a Mortadelo y Filemón, sujetos a la comparación perenne con los últimos espionajes. Sospecho que nuestros dos agentes secretos espiarían con más diligencia y con mucho más sentido del humor, porque hurgar ilegalmente en la vida de las personas fuera del tebeo a mí no me hace ninguna gracia. Y a los jueces tampoco.

El trasiego de las palabras del Congreso, que esculpen con arte las taquigrafías, ha dado lugar a situaciones hilarantes, ejemplares y vergonzosas. En estos días se rememora el aniversario del intento de golpe de estado, que para los más jóvenes podría ser una escena esperpéntica y cañí, pero que pudo devolvernos a las catacumbas. Cuando uno visita nuestro templo de la democracia, la casa de todos los españoles - como diría algún cursi -, puede resoplar al ver las muescas de los disparos de aquellos golpistas en el techo. Las frases que allí se gritaron no podrían incluirse en un manual de buenas formas, pero dejaron huella. "Se sienten, coño" y "todo el mundo al suelo" pasaron a formar parte del inventario popular. Afortunadamente hubo quien no se sentó y tampoco se arrojó al suelo pasto del miedo. Por eso estamos hoy aquí. Debemos aprender mucho de aquel día. Aunque no de sintaxis.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Israel

La atención planetaria que se prestó a las elecciones en Estados Unidos tenía su lógica. No solo se barruntaba el final de los gobiernos republicanos por unos años, sino que el aspirante máximo era negro, joven, y su segundo nombre era Hussein. Ayer se celebraron elecciones en otro lugar caliente del mundo, en Israel. Han concurrido cuatro candidatos con opciones de formar gobierno, y resulta intrigante pensar en las alianzas para llegar al poder y las condiciones de los partidos minoritarios. Avigdor Lieberman, líder de Beitenu, será la llave del gobierno del país. El problema es su voluntad de devolver a Palestina a los árabes que residen en Israel legalmente y alguna de sus declaraciones: “debemos continuar combatiendo a Hamas como Estados Unidos combatió a los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial”.

Entre tanto debate parlamentario estéril, conmemoraciones del 23-F y la vuelta del buen tiempo se nos escapa lo realmente importante. El ejército más fuerte del mundo estará dirigido por los gobernantes más guerreros y peligrosos que han concurrido a estas elecciones. Y esto no es ninguna tontería. Las relaciones con Irán, la guerra con Hamás y los nuevos tratos con Obama, que pudo respirar al jurar su cargo después de la tregua en Gaza. Hay muchos asuntos y pocas esperanzas. La guerra hace ganar mucho dinero. Y Ariel Sharon sigue en el hospital. Si levantara la cabeza...

martes, 10 de febrero de 2009

Goles envidiados

Fernán Gómez, en el muy recomendable documental La silla de Fernando, hablaba de esta frase hecha que dice que la envidia es el deporte nacional en España. Él explicaba con lucidez que no convenía confundir la envidia con el simple desprecio, que sí es el esfuerzo físico más practicado por estas tierras. La envidia conlleva un punto de admiración, porque ansiamos lo que el otro disfruta. Envidia sana, se entiende. La malsana sólo trae malos ratos e inquinas, y no produce ningún beneficio para el cuerpo y la mente.

Por eso me divierte el tratamiento deportivo de las competencias, que no competiciones, deportivas. Cuando la cosa enfrenta a un español y un atleta extranjero, antes que las loas a nuestro representante encontraremos el obituario previo de nuestro rival. Lo del respeto al adversario parece haber desaparecido en algunos círculos, los del forofo irredento que atiende a la devoción y no a la afición. Entre sumergirme en esa envidia improductiva y disfrutar de la belleza del gol del vecino, me quedo con lo segundo. Hagan el ejercicio. Si les cuesta, sueñen con Messi o Romario vestidos de blanco. Imaginar no es pecado capital.

lunes, 9 de febrero de 2009

Hablar bien y mal

Vuelve la serpiente negra del hacha a amargarnos la vida, mientras seguimos con ansiedad el curso de la crisis y los espionajes varios. Ahora, siempre, nuestros políticos se tiran los trastos a la cabeza de la forma más infantil y absurda, devolviendo la pelota como un frontón con el manido recurso del "y tú más". También ocurre en la vida, nos protegemos atacando para ocultar cualquier resquicio de debilidad. Luego están las comisiones de investigación, esos engendros maravillosos de confusión, mentiras e intereses compartidos de que, como su propio nombre indica, no se investigue nada y pasen los días reprochándose errores de finales del siglo XX. Esto es muy propio de España, el país en el que la palabra dimisión va camino de desaparecer del diccionario.

Hablando de diccionarios, el profesor Pancracio Celdrán acaba de publicar el libro "Hablar bien no cuesta tanto", cuyo título es simple pero sonrojante. Especialmente para periodistas y políticos, expertos en la invención de coletillas y frases hechas que cada día hacen revolverse a don Fernando Lázaro Carreter en su academia del más allá. No hace falta ensañarse con las retransmisiones deportivas, tan dadas a la improvisación, basta con hojear los diarios serios o escuchar la radio a cualquier hora. Todos podemos hacer algo por mejorar el idioma, simplemente dejando de recurrir a neologismos y expresiones importadas.

Gobierno de España.

Perdón, me ha invadido el tic publicitario.