sábado, 17 de enero de 2009

Mingote

Antonio Mingote cumple hoy 90 años. Y ahí sigue, trabajando con ingenio y con pasión. Yo le conocí hace un año, en su casa, con motivo de una entrevista. Nos recibió alegre, abrumado por tantos halagos, recordando sus primeras viñetas, sus motivaciones, sus amigos, su futuro. Es un humanista del siglo XX, preocupado por la estupidez del ser humano, por las peleas vacías que nos enfrentan. Pero sobre todo, a través de su arte combate la violencia y la crueldad, los desvaríos de nuestros estadistas, y la cursilería abominable que tanto detesta.

Su gran obra, Hombre solo, es un compendio de sencillez y filosofía al alcance de muy pocos. Perfila un ser humano que "sobrelleva la soledad, corrientemente, con radical torpeza". Lo desnuda, y es entonces cuando emergen, como flotando, los miedos, las angustias y los deseos más profundos.

Por todo ello, y ya que no le puedo regalar nada salvo mi aprecio y admiración, me despido con una cursilería que viene al pelo para terminar estas palabras. Si Mingote no existiera, habría que inventarlo. ¡Muchas felicidades, don Antonio!

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