miércoles, 21 de enero de 2009

Invisibles

Inaudito. Persiste el espionaje a los altos cargos, con tecnología punta, cámaras ocultas y manos negras. Yo pensaba que esos métodos chapuceros habían caducado. Miembros del gobierno del Ayuntamiento de Madrid y de la Comunidad han sido seguidos durante viajes privados. Las imágenes se han hecho públicas y el asunto no parece trivial.

El espionaje de micrófonos y cámaras suele ser sinónimo de deslices.
La embajada de Argelia en Madrid amaneció un día repleta de cables y paredes agrietadas, gracias a una visita nocturna de los agentes del CESID. Y quienes colocaron los micrófonos en las oficinas del edificio Watergate en 1972 fueron descubiertos como simples rateros, eliminando el encanto y el riesgo controlado de nuestros espías cinematográficos, más preparados y mucho más guapos.

En muchas entrevistas ligeras es común la pregunta "¿Qué harías si fueses invisible?". A lo que se responde instintivamente: "saber lo que mis amigos dicen de mí cuando no estoy". Nos gusta saber lo que pasa, también lo que le ocurre al vecino. La única condición para enterarnos, excluida la invisibilidad, es que no nos pillen embadurnados de harina con las manos en la masa.


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