martes, 20 de enero de 2009

Baloncesto

A Obama le persigue la pompa, pero eso no es culpa suya. El problema sería que le explotara cual burbuja inmobiliaria. El movimiento admirable que ha propiciado augura una legión de incondicionales por el mundo que aplaudirá sus arranques verdaderos de valentía - que supongo escasos, por desgracia - y disculpará sus chapuzones en la corriente. Estados Unidos es una máquina imperfecta que maneja los destinos de este mundo, la prueba es que el anhelado alto al fuego de Israel en Gaza ha coincidido curiosamente con el solemne juramento de Obama.

El gran héroe de Hawaii se enfrenta a una situación complicada. El paro, Guantánamo, guerras en curso, bancos en quiebra, pérdida de confianza. Si logra encauzar a la masa multicolor para hacer frente a los problemas, habrá dado un gran paso. Sus dotes baloncestísticas le dotan de una gran visión de juego y de capacidad de involucrar a sus conciudadanos. Posee una pericia oratoria indudable que le ha llevado a la Casa Blanca. Está por ver si su talento se traduce en victorias holgadas o en partidos apurados que desanimen al respetable. Apuesto a que está dispuesto a jugarse el último triple. Ojalá que entre.

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