lunes, 20 de abril de 2009

Talento

Todavía extasiado por el regreso de Pepe el del popular (prescrito y legalizado, como Dios manda), leo una interesante entrevista a la nueva y vilipendiada ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, que asegura sin rubor alguno que sus ritmos están alejados de la política. Dudo entre la sorpresa por su sinceridad o la desconfianza hacia quien se arrima al ascua del poder y pretende parecer una humanista amante del servicio público. Me inclino más por la segunda opción. Hoy ha dicho Juan Marsé en presencia de la propia ministra que el cáncer del cine español no es la piratería sino la falta de talento. Ella se lo ha tomado como una crítica constructiva, aunque su condición de cineasta le incluye en el saco de los sin-talento. Ahora, en vez de proyectar sus virtudes en una sala de cine lo hará en un despacho, rodeado de asesores y directores generales, junto a una cartera lujosa en la que las letras doradas elevan su categoría de mortal a ministerial. Cierto es que en los círculos del poder hay poco espacio para demostrar algún talento. Obama lo ha conseguido, debe ser el único.

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