lunes, 13 de abril de 2009

Internautas

La Asociación de Internautas ha solicitado la recusación de la nueva Ministra de Cultura, la cineasta Ángeles González Sinde. Consideran que en su cargo tiene intereses personales, ya que algunos de sus familiares trabajan en el cine y podrían recibir subvenciones del Ministerio que dirige. En esta acusación, que según ellos transgrede la ley, se percibe el poco apego del sector militante de internet contra los gestores del cine y su eterna abominación de las descargas. González Sinde era hasta la pasada semana presidenta de la Academia del Cine, la misma que en la última gala de los Goya convirtió el binomio cine-internet en una perversidad intolerable y que ha ha colocado a los internautas como culpables necesarios de la crisis del cine español, una crisis que, por otra parte, va camino de convertirse en eterna. Animo a cualquiera a que eche un vistazo a los últimos estrenos patrios.

Pero no sólo incumple la ley. Para la asociación de internautas, cuyo eco será grande y su influencia residual, el simple nombramiento de Sinde como Ministra de Cultura representa una provocación del presidente. César Antonio Molina, el anterior inquilino de su despacho, desarrolló un buen trabajo dentro de sus posibilidades, deshizo algún entuerto (tesoros del Odyssey incluidos) y se mostró dialogante. Ya había demostrado su capacidad cuando dirigió con gran éxito el Instituto Cervantes. Yo desconfío de la necesidad de que exista un ministerio de cultura, pero si es de los pocos departamentos que funcionan, ¿por qué cambiarlo? Muchos ven la llegada de González Sinde como una contrapartida a los favores que el cine español ha hecho a este gobierno en anteriores ocasiones. Sería muy triste.

La Asociación de Internautas continuará en pie de guerra y la Ministra desarrollará su trabajo en unas difíciles condiciones económicas. Otro pero más a la elección de González Sinde: es una buena directora y guionista. Es una pena que desperdicie su talento en un despacho, con las masas de internet en contra y la sombra de la sospecha permanente. Y los viernes, Consejo de Ministros en La Moncloa. ¿Eso es lo que soñó cuando empezaba a abrirse camino en el mundo del cine?

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