martes, 5 de mayo de 2009

Cumplir la ley

La recreación más certera de lo desagradable es la expresión de Teddy Bautista, gran cantante e incomprensible gestor de los dineros de los autores. El caso que hoy presenta El Mundo en su portada supera todos los colmos, e introduce una estúpida vigilancia de la ley, la misma que permite espiar las bodas y la música que suena en los banquetes. La Sociedad General de Autores y Editores, perteneciente por cierto al Ministerio de Cultu-ra, el de González Sinde, dice que sus actuaciones se realizan conforme a la ley y que, aunque Bisbal se ofreció a cantar de forma gratuita, los autores de los temas no dieron su autorización expresamente. Se sobreentiende que en un concierto benéfico dedicado a la curación de un niño gravemente enfermo, todos los beneficios irán a parar a ese fin, y no a la satisfacción de los músicos o los gerifaltes de la SGAE.

Los derechos de los autores deben ser recompensados. Es justo que así sea. Pero la ob-servancia extrema de ingresar 5000 euros por una iniciativa benéfica es innecesaria. He leído alguna entrevista a Teddy Bautista en la que se defiende de las acusaciones masi-vas a las que se ve sometida su organización. Desde luego, gestos como este no crean afición precisamente. Si cualquier ciudadano, pague el canon o no, sentía a la SGAE como una institución siniestra, ahora podrá pensar que al frente de la gestión de los de-rechos se encuentran personas torpes, ávidas de euros y exageradamente escrupulosos en el cumplimiento de la ley. Esa misma que infringen cuando acceden a propiedades privadas con una cámara oculta para cerciorarse de la música que se pincha en una boda. En el término medio está la virtud, decía Aristóteles.

Espero que la salud del niño no deba tributos a los autores y pueda restablecerse lejos de extravagancias y feos gestos propios de personas sin oficio pero con beneficio.

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