miércoles, 24 de diciembre de 2008

Olvido mortal

Se venera a los genios en un intervalo de tiempo muy concreto. Exactamente el que transcurre entre su muerte y la publicación del último obituario. Rafael Azcona decía que sólo se habla bien de uno cuando muere, y que los elogios terminaban en esos primeros días de duelo. El olvido puede ser aún peor. Cuando a un artista se le recuerda por una imagen desafortunada, un desliz patente que presencian las cámaras. Fernán- Gómez y Umbral han sufrido la desgracia de la imagen como recuerdo. Pero no dejan de ser imágenes perecederas, que mueren en el archivo, aunque se programen una y otra vez. Imperecedera es su obra, Mortal y Rosa, El viaje a ninguna parte, La silla de Fernando. Son figuras irrepetibles, maestros de la palabra que como tantos otros fueron elogiados por unos días y marcados por el segundo de genio que acompaña al literato. Licencias del artista prolífico y atosigado. Hay gente que no lo entiende.

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