martes, 2 de diciembre de 2008

La búsqueda

Cuando uno busca algo con ansiedad, revolviendo nervioso los cajones, abriendo los libros por la mitad, acaba por encontrar otra cosa que tiene mucho más interés. Luego lo guardamos con delicadeza para que no vuelva a perderse. Es inútil. Los objetos no cobran vida propia como en las películas de Disney, pero aparecen y desaparecen cuando les damos la espalda.

Google terminó hace tiempo con la magia de seguir el rastro de las cosas, porque todo está localizado. En unos años los detectives de despacho de mala muerte y bloc de notas terminarán por rendirse ante la omnipresencia de la red. Cuando introduzcan el nombre del presunto asesino, la pantalla les responderá:

-Era este hombre, ¿todavía no te has enterado?

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