lunes, 15 de marzo de 2010

Santander

Y el ganador del Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1 fue… el Banco Santander, sin ninguna duda. Obviamente es una derivada del triunfo meritorio de Fernando Alonso, pero resulta imposible negar el valor de la imagen en este tipo de acontecimientos. En el podio coincidieron tres pilotos con el nombre de la entidad bancaria en el pecho. Según cifran los medios, el Santander ha obtenido ya 25 millones de euros procedentes del patrocinio de la Fórmula 1. Parece que la crisis no hace mella en los retornos publicitarios, y el mundial solo ha celebrado su primera carrera. La estrategia del banco consiste en apoyar una competición deportiva (algunos niegan lo de deportiva) de masas centrándose en los equipos más rentables. Si además tienen en sus filas al piloto de referencia, el beneficio es seguro. Las audiencias de las carreras son espectaculares, quizá sorprendentes en un país en el que la afición por el motor es relativamente joven y solo fue espoleada por los tempranos éxitos de Alonso. La Sexta puso encima de la mesa una cantidad desorbitada por los derechos de retransmisión, y fue por ello objeto de múltiples críticas, pero está callando muchas bocas. La apuesta es clara: una programación casi invasiva con un relativo ánimo por la pedagogía para aquellos que todavía nos es-forzamos en entender la importancia de un alerón.

El patrocinio deportivo se consume, especialmente a las afueras del deporte profesional, entre los jóvenes, el deporte femenino y las competiciones minoritarias. Por eso sor-prenden las espectaculares inversiones y las cifras del deporte de alto nivel. La selección española de fútbol se ha convertido en un filón (también asoma ahí la cabeza de Botín, en forma de Banesto), como anteriormente fue la de baloncesto, y un posible éxito en el mundial de Sudáfrica sería el remate. En este caso más que olfato, debería hablarse de oportunidad. Nadal también se convirtió en hombre anuncio, y ahora trata de reflotar su faceta tenística, devorada por su silueta en un edificio o la sucursal de una agencia de seguros. El deporte necesita de los patrocinios. Sobrevivirá, al menos el de altos vuelos. De lo demás no respondo. Está clarísimo, el Santander no necesita inyecciones guber-namentales. Otra proeza de Alonso, y listo.

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